¡Hola a todos!
Hace bastante que no actualizo el blog, y es debido a que sigo escribiendo y escribiendo sin descanso. ¿El qué? Os preguntaréis, si ya terminé el protecto «A» (que en realidad debería haberse llamado proyecto «Shima»). Pues hace unas semanas que empecé otra novela.
A diferencia de la anterior, no trata sobre tierras exóticas o magia. Es una novela juvenil un tanto especial. Si todo sale bien, debería acabarla este año, pero me cuesta mucho ponerme con ella. Esto es debido a que he de introducirme en un estado emocional diferente al que tengo y me deja un poco chof. Además de que he variado la manera de abordar esta historia. Nunca había planificado tanto ni estructurado cada capítulo como con esta. Sé qué he de desarrollar y tengo el final ya escrito. Así que supongo que esas ganas disminuyen porque ya tengo estipulado qué ocurre y me da poco juego para irme por las ramas o explorar otras posibilidades.
Sin embargo, aunque me cueste, he de acabarla. Es una historia que tiene mucho de mí, aunque sea completamente irreal. Así que, casi como una terapia, debo seguir escribiéndola. ¿Nunca habéis sentido la necesidad de contar algo que os ha ocurrido, de lo que os habéis recompuesto, para intentar ayudar a otros que estén pasando por lo mismo? Pues eso me ocurre a mí.
Así que nada, estoy desaparecida de aquí porque le estoy dando a la tecla.
(Por cierto, el proyecto «A» o «Shima» está en busca de editorial. ¡A ver si hay suerte!)