Mejores lecturas 2022 autores asiáticos

¡Hola, hola!

Como os dije en la entrada anterior, hoy os vengo con mis mejores lecturas de autores asiáticos. Y es que este 2022 he leído muchísimo, así que puedo recomendaros de diferentes géneros y de diferentes países.

Corea del Sur

Blanco y Actos humanos, de Han Kang.

Si no habéis leído nada de esta autora, os recomiendo cualquiera de sus novelas (voy detrás de La vegetariana, pero no la encuentro por ninguna parte). Tiene una prosa preciosa. En blanco, sobre todo, es lo que más destaca. Hizo una lista de objetos, animales de color blanco que le inspiraron a escribir pequeños relatos, como microcuentos que tienen relación y que, leído de seguido, forma una historia sobre la maternidad, sobre la pérdida y el perdón.
Actos humanos es una historia sobre la guerra, los jóvenes jovencísimos que se vieron involucrados en ella y la inevitabilidad de la muerte. Un pequeño pueblo que está desbordado por los cuerpos que llenan un pabellón, un fantasma que ve todo lo que ocurre desde el mundo espiritual. Y es que las balas son imparciales y atraviesan sin miramientos familias, amores, vidas.

Hierba, de Keum Suk Gendry-Kim.

Esta es una novela gráfica durísima. Sabía qué me iba a encontrar; la sinopsis ya te lo advierte, y aunque no muestra lo más duro, sabes perfectamente qué está pasando en cada momento. Esta novela cuenta la experiencia terrible de las niñas y chicas surcoreanas que fueron capturadas y obligadas a darles placer a los soldados japoneses cuando Corea fue invadida, las llamadas mujeres de consuelo. Las metían en tugurios, en unas condiciones infrahumanas y sin darles apenas descanso. Una historia real de una superviviente, contada desde el máximo respeto para que no se olviden estos actos.

Japón

El pez en la luna, de Shion Miura.

Este libro se ha convertido en hogar, en un lugar seguro, donde volver si quiero que me calienten el corazón. Habla de dos amigos de toda la vida, uno que hereda la librería de segunda mano de su abuelo y el otro, experto comprador y vendedor de libros, obras especiales, inéditas, primeras ediciones… que se encuentran con el encargo de una viuda que quiere vender su gran biblioteca.
Destila un amor por la literatura maravilloso, y la relación de los dos protagonistas, que están casadísimos para mí, las leyendas, las peripecias que les ocurren… Un diez como una catedral. De esta autora también leí La gran travesía, otro alegato al amor por los libros, pero no me llegó tanto como este que os recomiendo.

La gula, de Asako Yuzuki.

BUENO, para mí EL descubrimiento. Yo no soy de leer thriller, pero es que esta novela es un algo más. Debería de haberse llamado Mantequilla, como la novela original (butter), porque es probablemente la palabra más usada. Y es que esta historia hará que salives y que no quieras dejar de leer bajo ningún concepto. Una periodista se obsesiona con un caso de una chica que, parece, encandilaba a hombres adinerados y disfrutaba de comidas en los restaurantes más exclusivos y la obsequiaban con cursos de cocina carísimos. Ahora que el juicio va a llevarse a cabo (casualmente alguno de sus sugar daddys han muerto en extrañas circunstancias), no puede evitar tener una pequeña entrevista con esta misteriosa mujer con el objetivo de conocer si todo lo que se dice sobre ella es cierto. Ahí empezará un tira y afloja de descubrimientos y de seguir paso a paso las huellas de una posible asesina, dejándose aconsejar sobre qué comer y cómo hacerlo.

Vietnam

El canto de las montañas, de Nguyên Phan Quê Mai.

Otro relato sobre la guerra (de Vietnam en este caso), una gran familia que se disgrega, secretos, sucesos que te dejan el corazón en un puño. Reencuentros que te hacen llorar. El canto de las montañas narra la vida de la familia Tran durante décadas, desde la abuela hasta su nieta, un ejemplo de resiliencia. Se muestra la parte más oscura del ser humano cuando solo se lucha por sobrevivir, pero también que siempre hay esperanza y bondad si se busca bien.
<<…me di cuenta de que, cuando los seres humanos nos fallan, la naturaleza puede salvarnos>>.

China

Viuda de hierro, de Xiran Jay Zhao.

¡Fantasía! Creo que por redes fui muy pesada con esta novela. Y es que hacía muchísimo que no leía juvenil y me sentí como cuando en el instituto leí Crepúsculo. Chillaba internamente. El mundo de esta China en una realidad paralela (tradiciones reales incluidas), donde los mechas existen en una guerra terrible contra una fuerza extraña, donde las mujeres son usadas como meras pilas energéticas hasta matarlas y se las infravalora como lo que más… Para eso está Zetian, para romper cada una de las creencias sobre la debilidad femenina y convertirse en una reina (metafóricamente). Pero es que es una auténtica reina. Además hay una especie de triángulo amoroso por ahí… Pero vaya, el universo y esta protagonista son para hacer la ola. ¡Deseando que salga la segunda parte!

¿Y vosotros? ¿Habéis leído alguna novela de algún autor asiático que os haya encantado? ¡Recomendadme! ☺️

Balance 2022

¡Feliz año nuevo!

Llevo ya unos años haciendo esto. ¿Creo que es el quinto, sexto? Siempre le pongo un nombre distinto, así que he unificado todas estas entradas de balance final de año o expectativas del siguiente en una misma categoría (Balance anual literario/personal), por si queréis leer los de años pasados. Creo que es importante echar la vista atrás y agrupar lo conseguido, lo vivido, lo perdido, lo deseado, lo que falta por alcanzar… en un mismo sitio para ser más objetivo. Como hacer una lista de todo eso que ha ocurrido para poder pensar: «ah, pues sí que ha sido un buen año», o poder gritar: «mira, que pase ya a 2023 porque no puedo más».

Este año he leído más que nunca, cumpliendo mi reto de goodreads (leer 40 libros) y superándolo por unos poquitos más. ¡Casi llego a los 50! Además, he leído mucho de autores asiáticos (autoras casi todo en verdad) y he descubierto auténticas joyas (algún día haré una entrada recomendando estas lecturas). 

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También he ampliado mi colección de K-pop, añadiendo otros grupos a mis estanterías (hello, Stray Kids y TXT) y cumpliendo con mi pequeño deseo de tener un miniálbum para guardar todas mis photocards (tenéis fotos y reels de esto en mi instagram ☺️). Gracias a Netflix he visto muchísimos k-dramas jiji

He viajado bastante por la geografía española y visitado lugares que aún no conocía. Además, en octubre, hicimos mi pareja y yo una escapada a Oporto, que amé mucho mucho.

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Contra todo pronóstico, volví a aparecer en el que para mí es EL evento, que es firmar en La Feria del Libro de Madrid. Siempre me siento muy querida, me hacéis sentir valorada y, es algo que suelo olvidar porque hace tiempo que no hago presentaciones o firmas, que lo que escribo importa. Gracias por recordármelo una vez más.

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Justo coincidiendo con la feria, nos invitaron a Carolina Casado y a mí a unas charlas sobre salud mental que planearon las chicas de Hueco Literario que se daban en el césped del Retiro. (¡Seguidlas para que no os perdáis nada! Tienen durante todo el año un montón de iniciativas alrededor de la literatura juvenil). En noviembre nos volvieron a invitar para hablar en las charlas online que planificaron para el NaNoWriMo y fue una hora muy especial también. Gracias por pensar siempre en nosotras y darnos así un espacio donde poder hablar de temas tan importantes ❤️.

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En septiembre, un año después, regresó a mis manos el libro viajero de Euforia y fue, honestamente, toda una experiencia poder ver la cantidad de pos-its, las frases escritas en los márgenes, las reseñas y reflexiones que me dejasteis en la libreta. Gracias por los dibujos y por las palabras. ¡Tengo muchas ganas de hacer uno de La chica del corazón de agua! Esta iniciativa me llenó muchísimo el corazón. Si queréis echarle un ojo, subí a mi Instagram un reel enseñándolo.

Autopubliqué mi primer poemario: Un faro entre sombras. Siempre he escrito poesía, incluso antes que relatos largos. Nunca imaginé que pudiera tener el valor suficiente (ni los poemas suficientes) como para compartir algo tan íntimo. Y es que, para mí, la poesía es mostrar un trocito muy concreto y descarnado de lo que eres. A mí siempre me ha servido de desahogo, de volcar lo feo que siento y liberarme un poquito de ello. (Si le dais una oportunidad, hacédmelo saber 💖).

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Además, como caído del cielo, me llegó una petición de presentación que me hizo una ilusión tremenda. Y mira que antes me ponía histérica, pero aunque hacía tiempo que no presentaba a nadie, creo que he conseguido adquirir ciertas tablas. Hablo de Las brujas de Kaizen, de Lau y Shei. Ellas son maravillosas, y su novela es una fantasía. ¡Leedlas!

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Para poner la nota discordante (con final feliz, por suerte) debo decir que mi final de año, en lo personal, ha sido de mucho llanto y miedo. Desde finales de octubre hasta el 13 de diciembre, fue una auténtica tortura. Mi sobri se puso muy malita y, hasta que supieron qué era, tuvo que pasar por muchas pruebas en la planta de oncología infantil. El diagnóstico que nos dieron nos hundió. Hubo operación, unos resultados ambiguos, más pruebas, pero, finalmente, ese 13 de diciembre, las mejores noticias. Estaba totalmente limpia. Y os pongo por aquí el nombre completo por si queréis investigar qué es un ganglioneuroblastoma, un tipo muy raro de tumor canceroso que se desarrolla a partir de tejido nervioso. Normalmente se presenta en bebés y niños (se detecta entre los 3 y 5 años). Si queréis colaborar en la investigación de este cáncer infantil, desde la propia web de la fundación del neuroblastoma se pueden hacer donaciones. Y si queréis colaborar de otra forma, leyendo sobre un caso real, Tamara Gorro (si no os cae muy bien omitid su nombre) ha sacado un cuento que se llama La princesa y la mariposa donde dona su porcentaje de autora íntegro a la investigación del neuroblastoma. A mí me encontró de casualidad en la librería donde trabajo y me llevé los dos que nos llegaron. No lo pude leer en su momento porque me resultaba muy duro, pero ahora que todo ha pasado le daré una oportunidad.

Quería hacer algo parecido con el poemario, así que, con toda seguridad, cuando me lleguen las regalías, lo destinaré a la misma causa. Porque, como bien dice la propia fundación, el neuroblastoma se cura investigando.

Por último, queda hacer reflexión sobre escritura. Este año es escueta. No he escrito apenas (en estos últimos meses absolutamente nada). He priorizado lo que estaba viviendo en el momento, que era lo suficientemente intenso como para volcarme en ello. Sin embargo, no me siento (tan) culpable como me habría sentido unos años atrás. ¿Estoy madurando?  Ya sabéis que mi relación con la escritura ha sido muy turbulenta. Imagino que no siento esa presión precisamente porque no he estado cerca de ella en un tiempo largo. Sí he escrito poesía, pero ya sabéis que para mí es más una forma de canalizar cosas concretas, de desahogo. Es lo que me ha mantenido creativa en este año. Pero creo que se acabó toda esta temporada de autocompasión. En el 2023 quiero volver a proponerme acabar una novela. ¿No sería genial? ¿No sería increíble? Intentémoslo.

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Acabo con que esta etapa vital de mis 30 los estoy llevando con cierta entereza. Me encuentro más serena y tomando las decisiones que estimo correctas para mi. Es el segundo año que paso independizada y estoy mucho más cómoda en la rutina. Eso ya es mucho.

En cuanto a los propósitos del 2023, solo espero tener ilusión. Es algo que he ido perdiendo de forma paulatina y que necesito recuperar. También quiero viajar, probar algo nuevo, escribir mucho, ser más consciente de mi presente (no vivir con el piloto automático), ver con más asiduidad a mis amigas, acudir a más eventos literarios, crecer un poquito más como escritora.

¿Y vosotros? ¿Cuáles son vuestros propósitos de año nuevo?

¡Acabo de publicar mi primer poemario!

¡Hola, hola!

Hace mucho que no me paso por aquí, pero hoy vengo con un notición. Durante estos últimos meses he estado trabajando en un proyecto muy personal. Muchos ya sabéis de qué se trata y otros os estaréis enterando ahora:

¡Acabo de publicar mi primer poemario!

Sé que es una nueva faceta que no he mostrado demasiado (si me sigues por Instagram habrás visto algo más), pero desde que iba a primaria la poesía me ha acompañado durante épocas muy largas con parones muy largos también entre medias. Creo que el momento de máxima creación fue en mi adolescencia… y justo en el momento actual. Desde la pandemia surgió en mí una necesidad de querer expresarme que solo la poesía me ofrecía. Para mí es una forma muy seria y profunda de ahondar en lo más íntimo y oscuro de uno mismo. Justo por eso siento bastante respeto por dejar sueltos mis poemas para que podáis leerlos, porque son una parte de mí, ficcionada o no. Pero como siempre he hecho con mis novelas, sabía que este salto al vacío quería/tenía que darlo, que sería mejor mostrar también este lado.

Lo he dicho en varias ocasiones ya, pero para mí la escritura siempre ha sido un salvavidas, mi refugio, esa balsa que siempre me lleva a la orilla. Con este poemario ocurre igual. Ha arrancado un poquito de esos fantasmas, de esas vivencias, y las ha descargado aquí.

¡Así que ya podéis buscar en Amazon: Un faro entre sombras!

Y os preguntaréis: ¿por qué ese título? Pues veréis, hay dos poemas que le dan sentido dentro de una de las temáticas en las que está dividido el poemario. Pero os puedo adelantar que hablo mucho sobre los monstruos que habitan en mi cabeza y del lugar seguro que todos tenemos también para cobijarnos o espantarlos. Es esa esperanza que brilla a veces de forma muy sutil, pero que siempre está.

En cuanto a los aspectos físicos del libro, le encargué a Munyx Design la maquetación, portada e interiores. Estoy muy contenta con el resultado final porque quería que fuera un poemario sencillo, con portadillas que separaran los temas con ilustraciones lineales, metafóricas pero simples. También quería que los poemas se vieran en hoja completa, que no se partieran y se tuviera que pasar la página para seguir leyendo, si no que de un vistazo pudieras ver el poema entero.

He autopublicado con la opción que da Amazon, bastante intuitiva y acorde a lo que iba buscando. Pensaba que iba a necesitar más ayuda (que sí, pedí ayuda para los aspectos formales, medidas y acabados, temas fiscales…), pero creía que iba a necesitar un tutorial de una hora para poder hacerlo sola. Ahora solo espero que, si pedís un ejemplar, os llegue cuanto antes y en perfectas condiciones. He habilitado las opciones tanto de tapa blanda como de eBook para que podáis elegir el mejor formato para vosotros. También he ajustado los precios porque entiendo que soy una pipiola en este ámbito y no es plan de que en los tiempos que corren vengamos a poner la zancadilla a la cultura.

Y acabo este post diciendo que espero que le deis una oportunidad. Son un montón de sentimientos hechos poesía y con la mejor de las intenciones. Ya es vuestro, ¡disfrutadlo!

Podéis echarle un vistazo haciendo clic AQUÍ.

Cuando se hace viral un tuit sobre salud mental

Primero pongo en contexto:
Ayer, 08/01/2022, vi una noticia en mi cuenta de Twitter que llamó poderosamente mi atención. Entré e hice pantallazo (no compartí la noticia en sí porque considero que darle clics a una web que monetiza a sus lectores y que usa algo tan grave -y morboso- para tener visitas pues está mal). Lo dicho, subí un tuit manifestando el horror que sentí al contemplar la gráfica que mostraba una comparativa de las muertes que había habido por COVID y por suicidios en diferentes franjas de edades. Justo después dejé el móvil en la taquilla del trabajo y me fui. Durante el día de ayer empezó a tener mucha interacción, mucha muchísima. Dejo pantallazo del tuit en cuestión:

Tuit en el que se lee "Esto es terrible" y aparece una foto donde se ve una gráfica comparativa por edades de 0-29, de 30-39 y de 40-49 donde la columna de muertes por suicidios es el doble que muertes por Covid en las dos primeras franjas y en la última la supera por un cuarto. Se lee además que la fuente es del periódico El mundo y que titula la noticia: el suicidio, la pandemia silenciosa que se cobra más vidas de jóvenes que el covid-19.
Fuente de la noticia: El periódico digital El mundo.

Quizá no debería de darle más importancia, pero sí que la tiene. Que una noticia sobre suicidios cause tantísimo revuelo y que tanta gente la comparta quiere decir que comprendemos que, aunque esto viene de lejos, la pandemia nos está costando muchísimo más que la salud física. Los que me conocéis un poquito sabéis que la salud mental siempre está presente en mis discursos, así como en mis novelas. Que la última, Euforia, toque el tema del suicidio tampoco es casual. Eludir hablar de un tema solo lo convierte en tabú, invisibiliza un problema real al que hay que poner soluciones de inmediato. Con una sanidad pública colapsada, con tan pocos efectivos en las ramas de psiquiatría, y con tiempos de espera de más de un mes (depende de cada Comunidad) para que te hagan seguimiento, es lógico al igual que descorazonador que uno llegue a pensar que hay pocas salidas. Pero otra de las cosas que me ha enseñado este tuit viral, ha sido la cantidad de gente dispuesta a ayudar y a ofrecerse a escuchar. Yo, en lo personal, me quedo con esto.

También, el hecho de que tanta gente viera el tuit y opinara, me dejó una gran reflexión. Creo que es bueno hacer este tipo de ejercicio para ver qué impacto tienen tus palabras y actos en el mundo. Y creo no, sé que fue algo positivo. La gran mayoría se escandalizaba, al igual que yo y se preguntaba por qué no abría esto cada día las noticias en vez del COVID, otros me cuestionaban y me pedían explicaciones, a los que muy amablemente remitía a su fuente original y a otras fuentes que algunas personas aportaron a la causa. Desde aquí mi agradecimiento. El hecho de que la gráfica sea tan simple levantó muchas ampollas. Es cierto que no indica una cantidad, que tampoco hay una variable Y, y que usa una comparativa que nada tiene que ver una cosa con otra. Pero, con sinceridad, no era necesario porque hizo su función. Explicaba desde un concepto que conocemos porque lo vemos todos los días (COVID, infectados, muertes) y lo tomaba de referencia para mostrar otra realidad mucho más aplastante. ¿Que debería de haber cifras en esa noticia? Por supuesto. Pero no podemos tampoco exigir que por una vez que se hable de esto, se haga de forma tan exhaustiva. Y creo que en la simpleza del tuit está el por qué de su viralización.

Y no quiero acabar sin hablar de un tema muy preocupante, ya que algunos citaron el tuit con frases como «ahí estoy yo mañana» o «yo soy el próximo» o «la verdad que dan ganas de engrosar esas gráficas». Entiendo que muchos se lo tomaron a guasa con un XD final, ironizando, pero sé que otros solo dejaban por escrito su grito de auxilio. Porque a veces se verbaliza algo antes de pararse a pensar realmente en ello. Sin embargo, creo que esto me vino grande porque, aunque sí hablé con algunas personas, otras se me quedaban ocultas y tengo la sensación de que me quedó mucho por hacer. Sé que no es mi función. Que lo que ha ocurrido ha sido algo muy puntual, que solo soy una persona empática que quiere ayudar. No tengo formación de ninguna clase en cuanto a psicología, solo cuento con mi experiencia personal con la depresión y con el testimonio y charlas de otras amigas que han estado en mi misma situación. He leído mucho al caso, pero para nada me considero alguien que pueda ayudar de verdad. Solo puedo ser un oído, unas palabras de aliento, un primer paso que derive en ponerse en manos de un profesional. Pero mis MD siempre van a estar abiertos por si lo necesitas.

Y por último decirte que no estás solo. Ahora mismo las cosas no parecen muy halagüeñas, pero pasarán y tú dejarás de sentirte así. Créeme. Te mando un abrazo enorme y te insto a hablar.

Balance de 2021

¡Hola, hola!

Otro año que dejamos atrás y doce páginas nuevas en blanco que nos esperan. Como lleva siendo ya costumbre, toca hacer balance y reflexionar un poco sobre lo que ha dado de sí este 2021.

Este fin de año me ha tocado pasarlo confinada y, la verdad, no ha sido nada fácil. Iba con el preparamiento previo de la primera cuarentena, pero esta vez he tenido que pasarlo sola en una habitación, y debo reconocer que los primeros días han sido durillos. ¡Pero ya me queda poquísimo para salir!

Algunos tenéis una memoria prodigiosa para hacer balance, pero yo no tengo esa lucidez, así que he tenido que echar hacia atrás en la galería de fotos para recordar qué ha ocurrido en este 2021. Una de las primeras cosas que tuvimos fue a Filomena, su nevada tremenda y con miniconfinamiento incluido. Ese primer día disfruté mucho de la nieve. Los diez días siguientes no fueron tan divertidos por el hielo que había por todas partes. Espero, sinceramente, si vuelve a ocurrir algo parecido de nuevo, que hayamos aprendido de esta y haya efectivos mucho antes.

Mis tres novelas juntitas: Euforia, La chica del corazón de agua y La posada Shima.

Lo más reseñable que ocurrió después y lo más grande de este año fue la publicación de Euforia en abril de mano de mi querida editorial, Munyx. Una historia sobre amistad rota, añoranza y que toca la salud mental. Ambientada en Corea del Sur y con representación queer. Tuvo una aceptación muy buena y de vez en cuando me siguen llegando reseñas que me calientan el corazoncito. La novedad con esta nueva novela fue hacer presentación online y club de lectura online también. Ojalá pueda hacer algo presencial en algún momento de 2022.

Aunque sí que acudí a tres eventos presenciales este año: a la feria del libro de Vallecas, a la feria del libro de Madrid gracias a la litcon y firmé dos días en la feria del libro de Valencia. ¡Cuánto echaba de menos todo esto! Los lectores sois tan, pero tan importantes, y he echado tan en falta esa cercanía. De verdad que no recordaba sentirme tan nerviosa pero tan feliz al mismo tiempo.

Siendo ponente en la charla: Los profundos trasfondos de la literatura juvenil en la Feria del libro de Madrid.
Siendo ponente en la charla: Los profundos trasfondos de la literatura juvenil en la Feria del libro de Madrid.
Feria del libro de Vallecas.
Feria del libro de Valencia.

Sin embargo, Euforia no fue lo único que salió a la luz. En este 2021 he participado en dos antologías benéficas, una para la causa del Black Lives Matter: Antología esperanza. Mi relato se llamaba El lugar sin puertas. Y más recientemente participé en la Antología sueños de hadas con el relato El hada mecánica, cuyo libro podéis conseguir en físico y cuyo importe va destinado a protectoras de animales.

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A pesar de todo, ha tocado cancelar también muchos planes. Tenía pensado viajar fuera de España si esto mejoraba, pero cuando tenía vacaciones, la cosa se complicaba. Aún así sí que me fui a Bilbao unos días del verano y me sirvió para desconectar e ir un poco más abrigada que en Madrid. También he vuelto al cine, he superado un año entero independizada, con todo lo que ello conlleva, y he sido muy feliz en mi casita. Aunque eso que pensaba de que iba a tener muchísimo tiempo para hacer todo lo que quisiera era una ilusión como un elefante de grande. El adulting se escondía detrás y eso sí que ha sido una jarra de realidad. Mantener una casa, el empleo que te da de comer y mantenerse vivo es muy difícil y sí, requiere mucho tiempo también.

No quería acabar la entrada sin actualizaros mi año de escritura (cosas no publicadas ni terminadas). No ha estado mal entendiendo los casi dos años tan complicados que llevamos con el Covid. A muchos nos ha afectado no solo en lo personal, en la salud, sino también en la productividad. Ha sido muy difícil ser creativo, recuperar rutina, centrarse. Sin embargo, no tengo esa voz enfermiza que me repetía de forma constante que no acabar un manuscrito por año era un fracaso. A veces sí que ha aparecido, no voy a negarlo. Llevo una relación muy larga con ella y no va a desaparecer sin más, pero es algo positivo al menos. Me subieron de horas en el trabajo y el cansancio al volver a casa hacía que no fuera capaz de poner tres frases seguidas. Así que me priorizaba y decidía desconectar y descansar. Ha sido muy difícil convencerme de que hacía lo correcto, de que no debía de estar haciendo cosas todo el tiempo, produciendo todo el tiempo. (Y esto lo digo mientras ocupo el tiempo de mi viaje en bus para escribir este párrafo). Bueno, a veces vuelve esa vocecilla y le hago caso. (aclaración: comencé a escribir esta entrada un par de días antes de dar positivo y tener que confinarme).

Como he dicho antes, no he acabado ningún manuscrito largo. Sí que he avanzado mucho con el proyecto Ryu, ¡justo hoy he alcanzado las 100 páginas! Si me habéis leído en redes, se trata de una segunda parte de la que por fin estoy satisfecha con todo. Cuando acabé la primera, empecé a escribir esta, pero no estaba del todo conforme con el planteamiento, así que dejé pasar los años hasta que tuviera una trama que la hiciera justicia. Magia, melancolía, demonios, reencuentros, ¡más traiciones!

Lo que sí que he escrito ha sido mucha poesía a lo largo de los meses. Tengo por ahí una cosita que quiero que vea la luz en 2022, así que espero que lo anticipéis con ganas porque es un proyecto muy personal. Os dejo por aquí uno de los últimos poemas del año:

En cuanto al proyecto conjunto que tenemos Carolina Casado y yo, ha habido algún que otro avance. Nos queda poquísimo para acabar la planificación completa del proyecto destrucción (ha sido tan difícil poder reunirnos durante todos estos meses), pero casi la tenemos. La escritura aún se va a demorar un poco por las novelas personales que tenemos cada una entre manos, pero queremos darle bien a las teclas en cuanto nos quedemos un poquito libres.

Y, por último, este diciembre comencé a esbozar otro proyecto que me tiene con mucha ilusión, el proyecto Cielo. No pensé mucho en el nombre del proyecto, ya que en realidad la primera frase de la novela se refiere a alguien mirando hacia el cielo, así que no creo que sea muy esclarecedor ese título. Quizá lo cambie más adelante. De este puedo decir aún poco, pero volveré a Corea del sur y habrá romance y un poco de ciencia ficción.

Y aquí acaba más o menos lo que he hecho en este año que hemos dejado atrás. Releyendo la entrada me doy cuenta de que no ha sido poco, y solo espero que este 2022 nos traiga ganas de seguir luchando y esforzándonos por lo que nos apasiona.

Mucha salud para todos y gracias por seguir ahí 💖

Crónica: Feria del libro de Madrid y Lit Con Madrid

No puedo empezar con otra frase que no sea: qué bien volver a los eventos presenciales.

Por ahora, solo he podido estar tres tardes paseando por la feria del libro de Madrid; dos de ellas esperando la cola kilométrica antes de la hora de apertura (17h), y la última, no voy a pecar de modestia, entré directamente porque mi nombre estaba apuntado en una lista. Y es que en esta ocasión era ponente de la última de las charlas ofrecidas por la Lit Con, siempre centrada en la literatura juvenil.

El domingo 12, tuve el privilegio de poder participar de ponente en la charla Los profundos trasfondos de la literatura juvenil que organizaron los chicos de la Lit Con Madrid. Como lleva siendo costumbre, durante estos años, en el primer fin de semana de la FLM, se celebran diferentes eventos y actividades enfocadas al público que consumimos literatura juvenil. He tenido la suerte de ir en muchas ocasiones como lectora, pero para mí ha sido todo un honor haber podido asistir a esta como autora.

Sonia Lerones mira hacia arriba mientras sus brazos descansan sobre su regazo. Está sentada con las piernas cruzadas sobre un sillón individual blanco. Lleva mascarilla. A la derecha hay una mesa cristal redonda.
Foto: Lit Con Madrid.

Las otras dos ponentes en la charla fueron Carolina Casado y Alba Quintas, dos escritoras a las que he leído muchísimo y a las que admiro más. Pero os preguntaréis, ¿sobre qué versó la charla?

Foto: Sofía Parra.

Tuvimos un moderador de excepción (Álex), que fue haciendo preguntas a una y a otra, conduciendo el discurso para que nos mojáramos en las cuestiones más importantes y haciéndonos sentir muy cómodas durante el evento. Hablamos de uno de los temas que más tocamos en nuestras novelas, la salud mental. Defendimos que una buena representación en literatura (y en el mundo audiovisual), puede hacer muchísimo bien, y que, por cierto, ya lo está haciendo. Porque una de las características que más me gusta de la literatura juvenil es que aborda una inmensidad de temas de actualidad y que, por lo general, los autores nos documentamos para crear un espejo fiel donde verse uno reflejado. Además, entre las tres, intentamos derribar el prejuicio tan grande que rodea a este no género literario, reflexionando sobre qué se puede hacer para que tenga más visibilidad y teorizando sobre su futuro.

Foto: Lit Con Madrid

No os puedo expresar con palabras mi gratitud cuando se me baraja como ponente, presentadora, o lo que sea en el ámbito de los libros. Jamás me había enfrentado a una mesa redonda en un pabellón así ni con un público como el del domingo. Fue una experiencia increíble y que aún me tiene en un estado un tanto eufórico.

Foto: Lit Con Madrid

En definitiva, pasamos una hora maravillosa (¡Gracias a todos los que vinisteis! Sé que era una hora un tanto tarde). Además, podéis ver esta ponencia resumida en este hilo de twitter que los chicos de la Lit Con Madrid fueron subiendo mientras hablábamos.

Foto: Alba Quintas.

Libro viajero: Euforia

¡Hola, hola!

¿Sabes lo que es un libro viajero? Consiste en que un mismo ejemplar de una novela viaje de casa en casa, de lector en lector, hasta que vuelva al escritor. Y, en el proceso, quien la lea pueda ir dando su opinión y reflejar las partes que más le hayan gustado o lo que le haya hecho reflexionar… El objetivo final es que el autor tenga un ejemplar muy especial lleno de cariño.

En esta ocasión, he decidido hacerlo yo con una de mis novelas. Es la primera vez que realizo algo así y me hace una especial ilusión. Ya he participado en varios libros viajeros y siempre he disfrutado viendo qué han ido comentando el resto sobre la novela, viendo dónde han puesto marcadores o notitas… Creo que es una experiencia muy bonita.

Pero vayamos al meollo.

En agosto hice una serie de encuestas para decidir la novela a leer y cuándo comenzar. La ganadora fue Euforia, la última novela que publiqué en abril, y también salió elegido septiembre. Así que hoy vengo a abrir esta convocatoria. Pero explico mejor:

¿En qué consistirá? En leer la novela cuando te llegue e ir dejando tus impresiones en el mismo libro por medio de notas, subrayado, opinión aparte… y luego enviárselo a la siguiente persona de la lista (importante, este envío corre por cuenta de la persona que posea el libro en ese momento). Por el tema Covid, creo que dejar unos 20 días por participante será suficiente (por si se quiere dejar el libro en cuarentena unos días en cuanto se reciba). Lo más importante, necesito compromiso real y responsabilidad. Es una cadena de lectura, así que ningún eslabón puede caerse una vez comience el libro a volar.

¿Estás interesado? ¿Cómo puedes apuntarte? Imprescindible mandarme un correo a: sonialerones@gmail.com indicándome quién eres, tus redes (para ubicarte mejor!) y por qué estás interesado o interesada en participar en este libro viajero. (Solo para residentes en España. Y tienes hasta el 5 de septiembre para enviar el mail).

Depende de las personas que se apunten, así haré una pequeña selección. Para respetar la identidad del resto de participantes, enviaré de forma particular la lista con el número que te ha tocado en la lista. Para que puedas hacerte una idea aproximada de cuándo debería de tocarte. En redes iré actualizando y avisando al siguiente participante cuando toque.

Si quieres leer esta novela ¡es una buena oportunidad para hacerlo! Además de vivir una experiencia única en el proceso. ¿Te apuntas?

He venido aquí a no hablar de mi libro

Pero, ¿cómo es esto? ¿Un escritor que no publicita sus novelas?

No, no es eso. Simplemente tengo la sensación de que cuanto más me pronuncio sobre lo que escribo o publico, más invasiva soy. Sé que es un concepto erróneo, que esto solo me lleva a caer en un bucle del silencio conmigo misma, pisoteando mi trabajo y ocultando algo de lo que debería estar orgullosa. Sin embargo, no puedo despegar de mi mente la creencia de que, en cuanto nombro o subo una foto de una de mis novelas, estoy siendo pesada.

Soy la primera que disfruta con la promoción de otras novelas, que le encanta ver a las autoras moverse, ilusionarse y recibir un feedback maravilloso. ¿Por qué no me aplico el cuento yo también? Y no solo eso, ¿por qué mis amigas escritoras se sienten igual que yo?

Imagino que nos falta ego, seguridad, creérnoslo un poquito más. No invertimos uno o dos años de nuestra vida en escribir, acabar, pulir, corregir, publicar y publicitar nuestra obra solo para boicotearnos al mes de salir y guardar todo ese esfuerzo en un cajón. Y, sin embargo, es algo que sucede dada la caducidad tan temprana que tiene una novela. Parece que, con cada libro, solo se permiten unas semanas para poder verlo en todas partes y, que, inmediatamente después, debe desaparecer. Es cierto que esto es debido a la inmediatez de las redes sociales, la necesidad de estar a la última, de leer lo último; y este consumo tan rápido tiene su lado negativo, que es la desaparición también en un lapso corto de tiempo. Y la autocreencia por parte del autor de que, en efecto, debe hacerlo. Por eso nos damos al botón de mute y seguimos con nuestra vida, volcándonos en el siguiente proyecto.

Pero, ¿acaso a alguien que le encante la fantasía y Japón no puede interesarle una novela con esos mismos requisitos, pero publicada en 2018? (Sí, hablo de uno de mis libros, de La posada Shima. Hola, esta soy yo intentando convencerme de que esto no es spam. ¡Y no lo es!). A veces me sigo sorprendiendo de que alguien la reseñe o suba una foto hablando de ella. Lógicamente me emociono mucho si sucede esto con la última (Euforia, 2021), pero que siga pasando con la primera, es algo casi impensable. Y me da mucha pena tener tan interiorizada esta caducidad, porque no debería de ser así. Imagino que gran parte de la culpa la tiene el síndrome de la impostora. Pensar: ¿quién soy yo para decirte qué consumir, qué leer? ¿A quién le importan mis historias o lo que tenga que decir?

Mis cuatro novelas publicadas, las tres de la izquierda con la editorial Munyx.

Son ya unos cuantos años peleándome conmigo misma con este tema y aún no he llegado a ninguna conclusión. Es un trabajo diario que muchas veces me supera y por eso callo, me oculto tras la pantalla, aunque me muera de ganas por contar detalles sobre esto o lo otro. Y creo fervientemente que hablar de esto puede ayudar un poco. Porque sé que no estoy sola en esto, y que vosotros tampoco lo estáis. No tengo la receta de cómo salir de este bucle, pero solo quiero dejar un mensaje más positivo al final de este post. Y es que todos tenemos historias únicas y genuinas, que nuestras voces importan, que somos del todo válidos, y que escribir nunca es un caso perdido.

A veces tenemos que recordarnos por qué hacemos lo que hacemos. Y la respuesta es porque nos sale, queremos y adoramos esto. Procuremos no ponernos más zancadillas, saquemos las ganas, abramos las alas. Merece la pena.

Curiosidades de Euforia: lugares reales.

¡Hola, hola!

Tenía preparada esta entrada para publicarla al poco de que saliera la novela, pero por unas cosas y otras, al final siempre la dejaba ahí. Pues hoy quería contaros un poquito sobre la base real que aparece en la novela, sobre los lugares que pisan los personajes. Hoy me centraré en los diferentes escenarios donde sucede la acción, porque esos lugares existen.

Jun vive en Seúl, y algo de la cuidad se verá cuando haga de guía turístico en cierta parte de la historia. No esperéis aquí gran cosa porque van al palacio más visitado de toda Corea del Sur y a pocos sitios más, como el ayuntamiento. La plaza de Gwanghwamun, que es la antesala del palacio Gyeongbokgung, tiene unos 500 metros de longitud y debajo guarda el centro cultural Sejong. También nombro el mercado de Tonguin, uno de los más grandes y que cuentan con moneda propia. Al comienzo debes cambiar tus wones por esas moneditas y te dan a su vez una bandeja. Debe de ser toda una experiencia comer allí.

Plaza Gwanghwamun - Banco de fotos e imágenes de stock - iStock
Plaza de Gwanghwamun con el palacio detrás.
Túmulos funerarios (Gyeongju) Corea del Sur
Túmulo funerario.

Sin embargo, toda la acción se va a desarrollar en la ciudad natal de Jun y sus amigos, Gyeongju, al este de Corea. Una de esas ciudades emblemáticas por su historia y conocida por albergar el mayor número de túmulos funerarios. Apodada como «el museo sin paredes», data de la época de Silla y fue la capital del reino. Además, tiene muchos parques y un lago artificial, el lago Bomun, muy turístico, y cuyos paseos bajo los cerezos en flor te podrían quitar el aliento. También tiene dos estaciones de tren, una en el centro y otra a las afueras, más moderna, y desde la que llega el ktx, el tren expreso, que une Seúl con Gyeongju, entre otros. Uno de los tantos lugares turísticos que ver es el puente Woljeonggyo, abajo en la imagen. Unía el palacio Wolseon con la montaña Namsan.

Puente Woljeongyo en Gyeongju
Puente Woljeonggyo.
Exterior del Sugar Hotel.

Sin embargo, lo más destacable de la ambientación real que usé, es el Sugar Hotel. Que sí, existe. Aunque entra dentro de la lista de los hoteles del amor (en los alrededores hay alguno más, pero también más notable de que son para lo que son), yo no quería que tuviera esas connotaciones en mi historia, así que me puse a buscar por otro lado; pero entonces leí varios blogs y reseñas de españoles y extranjeros que habían acabado en el Sugar Hotel por su ubicación. Más allá de destacar sus habitaciones estrambóticas y lo céntrico que quedaba, no me dio la sensación de que nadie se sintiera incómodo durante su estancia. Así que dejé que Jun se hospedara allí. Lo cierto es que me gustó mucho en un principio porque tenía mucha personalidad y daba mucho juego a la hora de interactuar con Momji y hacer bromas. Por aquí unas pocas fotos para que os hagáis una idea de a lo que me refiero con estrambótico.

También sale una playa que está a hora y media de Gyeongju, aunque aquí sí me tomé la licencia de crear el acantilado que sale en la portada y el aparcamiento tan importante para el clímax de la historia. Sin embargo, los tiempos con el transporte tanto en tren como en coche, están comprobados.

Acantilado que aparece en la portada de Euforia, ilustración obra de Inma Moya.

Y hasta aquí la entrada de hoy. ¡Espero que os haya parecido interesante! Al final, con esta novela recopilé muchísimos datos e información, y esta en concreto me enamoró.

Estoy aquí para ti.

Hace tiempo que no me paso por aquí, y siempre que subo alguna entrada nueva me digo que voy a escribir 20 más, que me gusta demasiado hablar de cosas concretas, poder explayarme gracias a este formato, pero luego nunca sucede. Y es que la gran parte del tiempo siento que no tengo nada que decir o que no es lo suficientemente importante como para escribir un post. Sin embargo, hoy quería abordar un tema en el que llevo pensando muchos meses y que, por fin, se ha materializado.

Ich bin da, I am here. Estoy aquí.

Siento que escribir es como una reafirmación. Tú, como escritor, te reafirmas en el mundo. Con tus ideas, con tus mensajes, con lo que quieres contar. Es como decir que estás aquí, que lo puedes demostrar con esta o esa otra historia. Vuelcas un sentimiento del momento en ella para luego quedarte mirándola y decir: «es mía, es un trozo de mí, existo». Y no es que antes no existieras, pero sí que con cada nueva novela apareces un poquito más. Sé que esto tiene mucho que ver con el síndrome del impostor, con no creernos las cosas buenas que nos pasan, con la inseguridad eterna del creador. Pero sí me he dado cuenta de que, conforme la pila de libros crece y yo voy aprendiendo más y más, los deseos y la meta a alcanzar se hace más grande también. Ya no es sólo reafirmación, el «puedo hacerlo», el «esto es un trozo de mí», ahora tiene un significado más enrevesado. Porque ese deseo ya no es algo que tiene que ver solo conmigo.

En la imagen aparecen mis cuatro novelas superpuestas: Euforia, La chica del corazón de agua, La posada Shima y Fugitivo adornadas con flores secas alrededor, haciendo un círculo.
Euforia (Editorial Munyx, 2021), La chica del corazón de agua (Editorial Munyx, 2019), La posada Shima (Editorial Munyx, 2018), Fugitivo (Editorial Círculo Rojo, 2015).

Desde que publiqué La chica del corazón de agua (Editorial Munyx, 2019), me di cuenta de que puedo ser útil. De que mi escritura puede ayudar, arrojar luz, y de que eso era lo que realmente quería conseguir. Por eso hablo sobre salud mental, por eso siempre hay representación LGBT+ e intento tocar temas de actualidad. No pretendo ser un manual de autoayuda, para nada. Creo que la mejor forma de darte cuenta de algo es verte reflejado, leer sobre un personaje y decir: «ufff, sí» (o «ufff, no»).

Creo firmemente que la literatura es una cura. Que se puede aprender con cada novela y sacar lecciones o argumentos para refutar tus convicciones (estés de acuerdo o no con lo que hayas leído. Porque no todo lo que está escrito es para que te lo creas o estés conforme). Sin embargo, en mi caso, me he dado cuenta de que quiero ser una mano extendida. Desde esa publicación en 2019, he recibido muchísimos privados con historias personales que me han tocado mucho la fibra. No me creía que algo que yo había escrito pudiera significar tanto para alguien, lo suficiente como para buscarme y hablarme, para contarme su historia. Y es que subestimamos muchísimo lo que ser simplemente un oído al otro lado puede suponer para la persona que habla.

Quizás con La chica del corazón de agua, tras un tiempo, entendí que era normal recibir ese tipo de reacciones. Hablar sobre una enfermedad mental tan estigmatizada como la depresión y explicada desde dentro podía alentar a otras personas a hablar de alguna experiencia parecida. Pero es que con Euforia está ocurriendo igual, y no sabes lo orgullosa que me hace sentir que alguien se abra de esa forma conmigo. Me da vértigo, porque me gustaría poder hacer más por cada uno… Pero aún soy una persona muy pequeña que está descubriéndose a sí misma.

Lo que quiero decir, resumiendo todos estos párrafos, es que me uses. Usa mi escritura para tocar temas de los que puede resultar más difícil hablar, busca confort y esperanza en mis letras, úsame. Porque no estás solo. Me tienes aquí. Para servir de ejemplo y de mal ejemplo, para escucharte, para empatizar, para aprender.

Estoy aquí.

PD: Feliz día del orgullo. Espero que todes encontréis vuestro lugar seguro. Mientras, sigamos peleando y haciendo ruido.