Bienvenido, 2021.

¡Feliz año nuevo!

Este es el tercer año que voy a hacer esto, lo de escribirme una carta sobre lo conseguido y perdido en 2020 y qué espero del 2021. Sé que las dos cartas anteriores sirvieron a algunas personas para parar y hacer el mismo ejercicio de reflexión, algo que me parece muy importante. Siempre he hablado con honestidad, así que hoy no va a ser diferente.

Sonia con el pelo rizado y mascarilla de papá Noel mientras se señala uno de los dibujos de la mejilla.

Para mí 2020 iba a ser EL año, aunque suene a tópico. Me esperaban grandes planes en forma de viajes y experiencias nuevas. Empecé un proyecto a cuatro manos con Carolina Casado; íbamos a hacer un viaje a Valencia para ver a nuestra Rolly embarazada en verano; iba a ir a Barcelona a ver en concierto a mi grupo favorito en julio (BTS), que era la primera vez que venían a España; iba a viajar hasta Seúl y Jeju en abril (Corea del Sur), viaje que hacía por mi cumple y que llevo deseando desde ni se sabe… Y todo se torció. No lo pude hacer. Se canceló.

A todos la pandemia nos pilló desprevenidos, con demasiados sueños en la maleta. Sé que tampoco es algo dramático, que ya habrá ocasión, pero en su momento fueron cancelaciones dolorosas. Sueños que se rompían. Y si la cuarentena encerrada en casa ya fue dura, cada golpe nuevo era peor.

Sin embargo, creo que ya nos hemos quejado mucho de lo que no hemos podido hacer. Y he tenido la gran suerte de poder hacer otras cosas. Enero y febrero fueron meses de mucha socialización. Estaba feliz porque Carol y yo habíamos anunciado nuestro proyecto conjunto, había ido a varias presentaciones de libros, presentado también a mi querida Rolly aquí en Madrid y asistido a los Templis, evento que espero pueda repetirse este 2021.

Antes de la pandemia pude ver en concierto a una de mis artistas favoritas, Halsey. El concierto fue maravilloso y pude reencontrarme con unas amigas preciosas. Además, me quedé a dormir en casa de Lau y Shei.

En cuanto a escritura, este año no he acabado ningún manuscrito, pero sí que me he visto muy motivada a aportar, a escribir para poder entretener y ayudar. Podéis leer en lektu con pago social un par de relatos largos (Una flor de sangre y Esperanza en guerra dentro de la antología Relatos de diez autoras para pasar la cuarentena) de los que me siento muy orgullosa. He escrito más, pero que se pueda leer, esos dos. Además, en noviembre se anunció mi participación en la Antología Esperanza con el relato El lugar sin puertas, que recaudará dinero para una de las familias del #BlackLivesMatter.

Durante los meses de cuarentena conseguí más bien poco. Con tal de no perder el ánimo y la cordura me bastaba. En abril empecé a hacer yoga y seguí durante mayo todos los días. También aprendí a leer coreano️, aunque tardo mucho, pero eso que me llevo.

Volviendo al tema de la escritura, durante el mes de julio cumplí un reto autoimpuesto que consistía en escribir una poesía al día y subirla a mis redes (podéis encontrarlas en mi feed de Instagram o en Twitter con el hashtag #poetryinjuly). Salieron algunas muy buenas y otras que ni tan mal. Hacía mucho que no escribía poesía y, aunque fue muy difícil seguir el ritmo, lo conseguí y me siento muy orgullosa de haberlo hecho. Ahora me ha quedado un poso de añoranza que voy supliendo poco a poco, escribiendo poesía cuando me siento inspirada.

Y la gran noticia se desveló en agosto desde Onyx: el año que viene vuelvo a publicar. ¡Euforia encontró casa! En la primavera la tendréis en vuestras manos. Abril traerá los cerezos en flor y una novela muy especial bajo el brazo. El año pasado recuerdo terminar de escribirla y acabar con muy malos sentimientos. Me di este año para relajar mi ritmo de autoexigencia, para calmar a mi cabeza, y debo de reconocer que tomé la mejor decisión posible. He visto de cerca la amargura de publicar durante el confinamiento y no sé si yo habría podido soportar algo así. Mi mente estaba muy frágil a comienzos de 2020, pero ahora ha ganado resistencia y ánimo. Tengo muchísima ilusión por saber qué pensáis de mis niños y de esta preciosa historia cargada de añoranza, amistad y un poquito de dolor.

Aesthetic de la novela Euforia. Abril 2021.

En noviembre salí en televisión hablando sobre salud mental. A principios de año me contactaron para acudir de invitada a la grabación de Eso no se pregunta (Telemadrid). Querían hablar sobre depresión y yo acepté en cuanto vi que iban a tratar con la suficiente seriedad el tema. Además, el formato me daba cierta seguridad para hablar y, una vez allí, estuve comodísima. Si os interesa, se puede ver por la web de Telemadrid y a Youtube lo subirán en algún momento.

A pesar de que este año no pude cumplir muchos de los propósitos que me plantee al comienzo, se ha cumplido el propósito más improbable, el que llevaba años arrastrando y que ya pensaba que iba a ser imposible de conseguir: me he independizado. Llevo como un mes fuera de casa y, aunque al principio sentí mucho vértigo, ahora sé que hice bien porque tengo a mi lado a quien me cuida como lo más preciado. Quizás esta especie de luna de miel es porque estamos en esas primeras semanas de emoción, de probar a hacer platos por primera vez, invitar a padres (con todas las medidas de seguridad e higiene), y muchas cosas que parecen novedosas aunque se convertirán en rutina. Pero lo cierto es que esta etapa, justo ahora, estoy feliz. Y justo ahora me doy cuenta de lo que nos ha intentado enseñar 2020. A vivir el ahora, el presente. Disfrutar de lo mundano, de las personas cercanas, del contacto, aunque sea a distancia.

Como colofón, la guinda del pastel vino el 13 de diciembre: he vuelto a ser tía de una bebé preciosa y tranquila. Marina, aunque ha costado vernos, me vas a tener siempre ahí, al igual que tu hermana.

Y por eso, este, de todos, es el año más raro e imprevisible de mis 28 primaveras. Así que lo único que le pido al 2021 es salud y equilibrio. Que no haya socavones insalvables, desvíos imprevistos, sorpresas que nos quiten ilusión. Sigamos disfrutando del ahora, de las amistades que nos han mantenido a flote, del amor que ya teníamos y del que hemos encontrado en el camino, de las pequeñas victorias.

Bienvenido, 2021.