Balance 2022

¡Feliz año nuevo!

Llevo ya unos años haciendo esto. ¿Creo que es el quinto, sexto? Siempre le pongo un nombre distinto, así que he unificado todas estas entradas de balance final de año o expectativas del siguiente en una misma categoría (Balance anual literario/personal), por si queréis leer los de años pasados. Creo que es importante echar la vista atrás y agrupar lo conseguido, lo vivido, lo perdido, lo deseado, lo que falta por alcanzar… en un mismo sitio para ser más objetivo. Como hacer una lista de todo eso que ha ocurrido para poder pensar: «ah, pues sí que ha sido un buen año», o poder gritar: «mira, que pase ya a 2023 porque no puedo más».

Este año he leído más que nunca, cumpliendo mi reto de goodreads (leer 40 libros) y superándolo por unos poquitos más. ¡Casi llego a los 50! Además, he leído mucho de autores asiáticos (autoras casi todo en verdad) y he descubierto auténticas joyas (algún día haré una entrada recomendando estas lecturas). 

IMG_20221004_201432_815

También he ampliado mi colección de K-pop, añadiendo otros grupos a mis estanterías (hello, Stray Kids y TXT) y cumpliendo con mi pequeño deseo de tener un miniálbum para guardar todas mis photocards (tenéis fotos y reels de esto en mi instagram ☺️). Gracias a Netflix he visto muchísimos k-dramas jiji

He viajado bastante por la geografía española y visitado lugares que aún no conocía. Además, en octubre, hicimos mi pareja y yo una escapada a Oporto, que amé mucho mucho.

IMG_20221026_183318

Contra todo pronóstico, volví a aparecer en el que para mí es EL evento, que es firmar en La Feria del Libro de Madrid. Siempre me siento muy querida, me hacéis sentir valorada y, es algo que suelo olvidar porque hace tiempo que no hago presentaciones o firmas, que lo que escribo importa. Gracias por recordármelo una vez más.

IMG_20220606_072024_592

Justo coincidiendo con la feria, nos invitaron a Carolina Casado y a mí a unas charlas sobre salud mental que planearon las chicas de Hueco Literario que se daban en el césped del Retiro. (¡Seguidlas para que no os perdáis nada! Tienen durante todo el año un montón de iniciativas alrededor de la literatura juvenil). En noviembre nos volvieron a invitar para hablar en las charlas online que planificaron para el NaNoWriMo y fue una hora muy especial también. Gracias por pensar siempre en nosotras y darnos así un espacio donde poder hablar de temas tan importantes ❤️.

IMG_20220612_203124_943

En septiembre, un año después, regresó a mis manos el libro viajero de Euforia y fue, honestamente, toda una experiencia poder ver la cantidad de pos-its, las frases escritas en los márgenes, las reseñas y reflexiones que me dejasteis en la libreta. Gracias por los dibujos y por las palabras. ¡Tengo muchas ganas de hacer uno de La chica del corazón de agua! Esta iniciativa me llenó muchísimo el corazón. Si queréis echarle un ojo, subí a mi Instagram un reel enseñándolo.

Autopubliqué mi primer poemario: Un faro entre sombras. Siempre he escrito poesía, incluso antes que relatos largos. Nunca imaginé que pudiera tener el valor suficiente (ni los poemas suficientes) como para compartir algo tan íntimo. Y es que, para mí, la poesía es mostrar un trocito muy concreto y descarnado de lo que eres. A mí siempre me ha servido de desahogo, de volcar lo feo que siento y liberarme un poquito de ello. (Si le dais una oportunidad, hacédmelo saber 💖).

Screenshot_20221011-172351~3

Además, como caído del cielo, me llegó una petición de presentación que me hizo una ilusión tremenda. Y mira que antes me ponía histérica, pero aunque hacía tiempo que no presentaba a nadie, creo que he conseguido adquirir ciertas tablas. Hablo de Las brujas de Kaizen, de Lau y Shei. Ellas son maravillosas, y su novela es una fantasía. ¡Leedlas!

IMG_20221203_090411_433

Para poner la nota discordante (con final feliz, por suerte) debo decir que mi final de año, en lo personal, ha sido de mucho llanto y miedo. Desde finales de octubre hasta el 13 de diciembre, fue una auténtica tortura. Mi sobri se puso muy malita y, hasta que supieron qué era, tuvo que pasar por muchas pruebas en la planta de oncología infantil. El diagnóstico que nos dieron nos hundió. Hubo operación, unos resultados ambiguos, más pruebas, pero, finalmente, ese 13 de diciembre, las mejores noticias. Estaba totalmente limpia. Y os pongo por aquí el nombre completo por si queréis investigar qué es un ganglioneuroblastoma, un tipo muy raro de tumor canceroso que se desarrolla a partir de tejido nervioso. Normalmente se presenta en bebés y niños (se detecta entre los 3 y 5 años). Si queréis colaborar en la investigación de este cáncer infantil, desde la propia web de la fundación del neuroblastoma se pueden hacer donaciones. Y si queréis colaborar de otra forma, leyendo sobre un caso real, Tamara Gorro (si no os cae muy bien omitid su nombre) ha sacado un cuento que se llama La princesa y la mariposa donde dona su porcentaje de autora íntegro a la investigación del neuroblastoma. A mí me encontró de casualidad en la librería donde trabajo y me llevé los dos que nos llegaron. No lo pude leer en su momento porque me resultaba muy duro, pero ahora que todo ha pasado le daré una oportunidad.

Quería hacer algo parecido con el poemario, así que, con toda seguridad, cuando me lleguen las regalías, lo destinaré a la misma causa. Porque, como bien dice la propia fundación, el neuroblastoma se cura investigando.

Por último, queda hacer reflexión sobre escritura. Este año es escueta. No he escrito apenas (en estos últimos meses absolutamente nada). He priorizado lo que estaba viviendo en el momento, que era lo suficientemente intenso como para volcarme en ello. Sin embargo, no me siento (tan) culpable como me habría sentido unos años atrás. ¿Estoy madurando?  Ya sabéis que mi relación con la escritura ha sido muy turbulenta. Imagino que no siento esa presión precisamente porque no he estado cerca de ella en un tiempo largo. Sí he escrito poesía, pero ya sabéis que para mí es más una forma de canalizar cosas concretas, de desahogo. Es lo que me ha mantenido creativa en este año. Pero creo que se acabó toda esta temporada de autocompasión. En el 2023 quiero volver a proponerme acabar una novela. ¿No sería genial? ¿No sería increíble? Intentémoslo.

IMG_20221002_160727_183

Acabo con que esta etapa vital de mis 30 los estoy llevando con cierta entereza. Me encuentro más serena y tomando las decisiones que estimo correctas para mi. Es el segundo año que paso independizada y estoy mucho más cómoda en la rutina. Eso ya es mucho.

En cuanto a los propósitos del 2023, solo espero tener ilusión. Es algo que he ido perdiendo de forma paulatina y que necesito recuperar. También quiero viajar, probar algo nuevo, escribir mucho, ser más consciente de mi presente (no vivir con el piloto automático), ver con más asiduidad a mis amigas, acudir a más eventos literarios, crecer un poquito más como escritora.

¿Y vosotros? ¿Cuáles son vuestros propósitos de año nuevo?

Bienvenido, 2021.

¡Feliz año nuevo!

Este es el tercer año que voy a hacer esto, lo de escribirme una carta sobre lo conseguido y perdido en 2020 y qué espero del 2021. Sé que las dos cartas anteriores sirvieron a algunas personas para parar y hacer el mismo ejercicio de reflexión, algo que me parece muy importante. Siempre he hablado con honestidad, así que hoy no va a ser diferente.

Sonia con el pelo rizado y mascarilla de papá Noel mientras se señala uno de los dibujos de la mejilla.

Para mí 2020 iba a ser EL año, aunque suene a tópico. Me esperaban grandes planes en forma de viajes y experiencias nuevas. Empecé un proyecto a cuatro manos con Carolina Casado; íbamos a hacer un viaje a Valencia para ver a nuestra Rolly embarazada en verano; iba a ir a Barcelona a ver en concierto a mi grupo favorito en julio (BTS), que era la primera vez que venían a España; iba a viajar hasta Seúl y Jeju en abril (Corea del Sur), viaje que hacía por mi cumple y que llevo deseando desde ni se sabe… Y todo se torció. No lo pude hacer. Se canceló.

A todos la pandemia nos pilló desprevenidos, con demasiados sueños en la maleta. Sé que tampoco es algo dramático, que ya habrá ocasión, pero en su momento fueron cancelaciones dolorosas. Sueños que se rompían. Y si la cuarentena encerrada en casa ya fue dura, cada golpe nuevo era peor.

Sin embargo, creo que ya nos hemos quejado mucho de lo que no hemos podido hacer. Y he tenido la gran suerte de poder hacer otras cosas. Enero y febrero fueron meses de mucha socialización. Estaba feliz porque Carol y yo habíamos anunciado nuestro proyecto conjunto, había ido a varias presentaciones de libros, presentado también a mi querida Rolly aquí en Madrid y asistido a los Templis, evento que espero pueda repetirse este 2021.

Antes de la pandemia pude ver en concierto a una de mis artistas favoritas, Halsey. El concierto fue maravilloso y pude reencontrarme con unas amigas preciosas. Además, me quedé a dormir en casa de Lau y Shei.

En cuanto a escritura, este año no he acabado ningún manuscrito, pero sí que me he visto muy motivada a aportar, a escribir para poder entretener y ayudar. Podéis leer en lektu con pago social un par de relatos largos (Una flor de sangre y Esperanza en guerra dentro de la antología Relatos de diez autoras para pasar la cuarentena) de los que me siento muy orgullosa. He escrito más, pero que se pueda leer, esos dos. Además, en noviembre se anunció mi participación en la Antología Esperanza con el relato El lugar sin puertas, que recaudará dinero para una de las familias del #BlackLivesMatter.

Durante los meses de cuarentena conseguí más bien poco. Con tal de no perder el ánimo y la cordura me bastaba. En abril empecé a hacer yoga y seguí durante mayo todos los días. También aprendí a leer coreano️, aunque tardo mucho, pero eso que me llevo.

Volviendo al tema de la escritura, durante el mes de julio cumplí un reto autoimpuesto que consistía en escribir una poesía al día y subirla a mis redes (podéis encontrarlas en mi feed de Instagram o en Twitter con el hashtag #poetryinjuly). Salieron algunas muy buenas y otras que ni tan mal. Hacía mucho que no escribía poesía y, aunque fue muy difícil seguir el ritmo, lo conseguí y me siento muy orgullosa de haberlo hecho. Ahora me ha quedado un poso de añoranza que voy supliendo poco a poco, escribiendo poesía cuando me siento inspirada.

Y la gran noticia se desveló en agosto desde Onyx: el año que viene vuelvo a publicar. ¡Euforia encontró casa! En la primavera la tendréis en vuestras manos. Abril traerá los cerezos en flor y una novela muy especial bajo el brazo. El año pasado recuerdo terminar de escribirla y acabar con muy malos sentimientos. Me di este año para relajar mi ritmo de autoexigencia, para calmar a mi cabeza, y debo de reconocer que tomé la mejor decisión posible. He visto de cerca la amargura de publicar durante el confinamiento y no sé si yo habría podido soportar algo así. Mi mente estaba muy frágil a comienzos de 2020, pero ahora ha ganado resistencia y ánimo. Tengo muchísima ilusión por saber qué pensáis de mis niños y de esta preciosa historia cargada de añoranza, amistad y un poquito de dolor.

Aesthetic de la novela Euforia. Abril 2021.

En noviembre salí en televisión hablando sobre salud mental. A principios de año me contactaron para acudir de invitada a la grabación de Eso no se pregunta (Telemadrid). Querían hablar sobre depresión y yo acepté en cuanto vi que iban a tratar con la suficiente seriedad el tema. Además, el formato me daba cierta seguridad para hablar y, una vez allí, estuve comodísima. Si os interesa, se puede ver por la web de Telemadrid y a Youtube lo subirán en algún momento.

A pesar de que este año no pude cumplir muchos de los propósitos que me plantee al comienzo, se ha cumplido el propósito más improbable, el que llevaba años arrastrando y que ya pensaba que iba a ser imposible de conseguir: me he independizado. Llevo como un mes fuera de casa y, aunque al principio sentí mucho vértigo, ahora sé que hice bien porque tengo a mi lado a quien me cuida como lo más preciado. Quizás esta especie de luna de miel es porque estamos en esas primeras semanas de emoción, de probar a hacer platos por primera vez, invitar a padres (con todas las medidas de seguridad e higiene), y muchas cosas que parecen novedosas aunque se convertirán en rutina. Pero lo cierto es que esta etapa, justo ahora, estoy feliz. Y justo ahora me doy cuenta de lo que nos ha intentado enseñar 2020. A vivir el ahora, el presente. Disfrutar de lo mundano, de las personas cercanas, del contacto, aunque sea a distancia.

Como colofón, la guinda del pastel vino el 13 de diciembre: he vuelto a ser tía de una bebé preciosa y tranquila. Marina, aunque ha costado vernos, me vas a tener siempre ahí, al igual que tu hermana.

Y por eso, este, de todos, es el año más raro e imprevisible de mis 28 primaveras. Así que lo único que le pido al 2021 es salud y equilibrio. Que no haya socavones insalvables, desvíos imprevistos, sorpresas que nos quiten ilusión. Sigamos disfrutando del ahora, de las amistades que nos han mantenido a flote, del amor que ya teníamos y del que hemos encontrado en el camino, de las pequeñas victorias.

Bienvenido, 2021.