Balance anual 2023

¡Hola, hola!

Como cada año, vengo con la entrada que aglutina un poco de lo que me ha pasado este año. Lo cierto es que echando la vista atrás, comenzó muy gris y ha ido cambiando el gradiente a unos colores pasteles.

Lo primero que recuerdo es la parálisis y el pensamiento constante de necesitar ayuda. Una bruma densa, como una niebla oscura y pegajosa se había instalado en mi cabeza, creciendo con bracitos e imposibilitando que mi cuerpo hiciera nada (de nada, ni siquiera escribir o realizar las tareas más rutinarias de la casa) aún si me lo propusiera. El final del año pasado fue muy malo y yo ya estaba notando que había algo que no andaba bien dentro de mí. Empezar a ir a terapia en marzo fue lo mejor que he podido hacer por cuidarme este año. Me siento muy orgullosa del paso que di y de todo lo conseguido hasta ahora. He conseguido salir de ese bloqueo y me he conocido mejor a mí misma. Además, he descubierto que soy neurodivergente, así que estoy en pleno proceso de asimilación y búsqueda activa de técnicas que me ayuden en el día a día.

Seguimos con algo más amable: tuve un par de viajes en familia en la primera mitad de año: a Buitrago de Lozoya y a Salamanca. Conocí nuevos lugares donde comer con amigas y la sorpresa sin duda del 2023: yo, que siempre he repudiado el pimiento en todas sus formas… Me he rendido al pimiento verde y ahora lo busco cuanto puedo. ¿Ser adulto es esto? Eso parece.

En cuanto a lo literario, este año volví un año más a la Feria del libro de Madrid y fue una auténtica maravilla. Vi a mucha gente conocida, caras nuevas también y llovió que dió gusto 😅 Pertenecer a un grupo editorial como es Sargantana nos está abriendo muchas puertas y me siento muy agradecida de todas las cosas que están haciendo y de lo estupendamente que nos están tratando ♥️

Hace unos días, en este diciembre, acabé el Proyecto Ryu (La posada Shima II, que no tendrá ese título), que verá la luz este 2024 de la mano de Munyx. Debo decir que me siento muy, muy satisfecha con esta segunda parte y que no creo que pudiera hacerle mejor justicia que de esta forma. Era la primera vez que escribía con fecha límite y, aunque ha costado por LA VIDA (trabajo, navidades, hospitales, trancazos encadenados…), lo he conseguido. Y casi lo más importante de todo: he disfrutado de toda la escritura del libro, sin quemarme a pesar del cansancio y de la deadline. Conseguir tener una relación sana con ella ha sido sin duda lo mejor.

En el evento de presentación de novedades de Munyx que tuvo lugar en Valencia. Aquí anunciando La posada Shima 2.

En noviembre, monté en avión y me fui a Irlanda con mi pareja. Un viaje precioso del que no entendí una sola palabra (¿por qué hablan tan mal y les cuesta tanto hacerse entender?), pero nos llevé y traje de una pieza, que ya es mucho. Por la época que fuimos, sabíamos que haría frío, e hizo mucho, pero íbamos bien abrigados, así que pudimos disfrutar de los paisajes, que eran espectaculares.

Acabamos 2023 con esperanza, con aquel deseo que pedí el año pasado y que parece que se ha hecho realidad. Tengo ganas de hacer muchas cosas, de probarme, de seguir escribiendo y conociéndome más.

¿Qué espero de 2024? Por lo pronto, en este enero, conocer a mi tercera sobrina. En lo profesional, que los cambios sean buenos. Durante 6 meses me voy de la librería y voy a hacer trabajo más administrativo, con horario de oficina (¡Findes libres!). Y en lo literario, en el primer semestre de este año que viene, publicaré La posada Shima 2 (que, insisto, no tiene este nombre jeje y me cuesta muchísimo cada vez que hablo de ella, no nombrarla con su título original).

¿Vosotros qué esperáis del 2024? ¿Habéis hecho lista de propósitos? Hacédmelo saber 😊

Balance 2022

¡Feliz año nuevo!

Llevo ya unos años haciendo esto. ¿Creo que es el quinto, sexto? Siempre le pongo un nombre distinto, así que he unificado todas estas entradas de balance final de año o expectativas del siguiente en una misma categoría (Balance anual literario/personal), por si queréis leer los de años pasados. Creo que es importante echar la vista atrás y agrupar lo conseguido, lo vivido, lo perdido, lo deseado, lo que falta por alcanzar… en un mismo sitio para ser más objetivo. Como hacer una lista de todo eso que ha ocurrido para poder pensar: «ah, pues sí que ha sido un buen año», o poder gritar: «mira, que pase ya a 2023 porque no puedo más».

Este año he leído más que nunca, cumpliendo mi reto de goodreads (leer 40 libros) y superándolo por unos poquitos más. ¡Casi llego a los 50! Además, he leído mucho de autores asiáticos (autoras casi todo en verdad) y he descubierto auténticas joyas (algún día haré una entrada recomendando estas lecturas). 

IMG_20221004_201432_815

También he ampliado mi colección de K-pop, añadiendo otros grupos a mis estanterías (hello, Stray Kids y TXT) y cumpliendo con mi pequeño deseo de tener un miniálbum para guardar todas mis photocards (tenéis fotos y reels de esto en mi instagram ☺️). Gracias a Netflix he visto muchísimos k-dramas jiji

He viajado bastante por la geografía española y visitado lugares que aún no conocía. Además, en octubre, hicimos mi pareja y yo una escapada a Oporto, que amé mucho mucho.

IMG_20221026_183318

Contra todo pronóstico, volví a aparecer en el que para mí es EL evento, que es firmar en La Feria del Libro de Madrid. Siempre me siento muy querida, me hacéis sentir valorada y, es algo que suelo olvidar porque hace tiempo que no hago presentaciones o firmas, que lo que escribo importa. Gracias por recordármelo una vez más.

IMG_20220606_072024_592

Justo coincidiendo con la feria, nos invitaron a Carolina Casado y a mí a unas charlas sobre salud mental que planearon las chicas de Hueco Literario que se daban en el césped del Retiro. (¡Seguidlas para que no os perdáis nada! Tienen durante todo el año un montón de iniciativas alrededor de la literatura juvenil). En noviembre nos volvieron a invitar para hablar en las charlas online que planificaron para el NaNoWriMo y fue una hora muy especial también. Gracias por pensar siempre en nosotras y darnos así un espacio donde poder hablar de temas tan importantes ❤️.

IMG_20220612_203124_943

En septiembre, un año después, regresó a mis manos el libro viajero de Euforia y fue, honestamente, toda una experiencia poder ver la cantidad de pos-its, las frases escritas en los márgenes, las reseñas y reflexiones que me dejasteis en la libreta. Gracias por los dibujos y por las palabras. ¡Tengo muchas ganas de hacer uno de La chica del corazón de agua! Esta iniciativa me llenó muchísimo el corazón. Si queréis echarle un ojo, subí a mi Instagram un reel enseñándolo.

Autopubliqué mi primer poemario: Un faro entre sombras. Siempre he escrito poesía, incluso antes que relatos largos. Nunca imaginé que pudiera tener el valor suficiente (ni los poemas suficientes) como para compartir algo tan íntimo. Y es que, para mí, la poesía es mostrar un trocito muy concreto y descarnado de lo que eres. A mí siempre me ha servido de desahogo, de volcar lo feo que siento y liberarme un poquito de ello. (Si le dais una oportunidad, hacédmelo saber 💖).

Screenshot_20221011-172351~3

Además, como caído del cielo, me llegó una petición de presentación que me hizo una ilusión tremenda. Y mira que antes me ponía histérica, pero aunque hacía tiempo que no presentaba a nadie, creo que he conseguido adquirir ciertas tablas. Hablo de Las brujas de Kaizen, de Lau y Shei. Ellas son maravillosas, y su novela es una fantasía. ¡Leedlas!

IMG_20221203_090411_433

Para poner la nota discordante (con final feliz, por suerte) debo decir que mi final de año, en lo personal, ha sido de mucho llanto y miedo. Desde finales de octubre hasta el 13 de diciembre, fue una auténtica tortura. Mi sobri se puso muy malita y, hasta que supieron qué era, tuvo que pasar por muchas pruebas en la planta de oncología infantil. El diagnóstico que nos dieron nos hundió. Hubo operación, unos resultados ambiguos, más pruebas, pero, finalmente, ese 13 de diciembre, las mejores noticias. Estaba totalmente limpia. Y os pongo por aquí el nombre completo por si queréis investigar qué es un ganglioneuroblastoma, un tipo muy raro de tumor canceroso que se desarrolla a partir de tejido nervioso. Normalmente se presenta en bebés y niños (se detecta entre los 3 y 5 años). Si queréis colaborar en la investigación de este cáncer infantil, desde la propia web de la fundación del neuroblastoma se pueden hacer donaciones. Y si queréis colaborar de otra forma, leyendo sobre un caso real, Tamara Gorro (si no os cae muy bien omitid su nombre) ha sacado un cuento que se llama La princesa y la mariposa donde dona su porcentaje de autora íntegro a la investigación del neuroblastoma. A mí me encontró de casualidad en la librería donde trabajo y me llevé los dos que nos llegaron. No lo pude leer en su momento porque me resultaba muy duro, pero ahora que todo ha pasado le daré una oportunidad.

Quería hacer algo parecido con el poemario, así que, con toda seguridad, cuando me lleguen las regalías, lo destinaré a la misma causa. Porque, como bien dice la propia fundación, el neuroblastoma se cura investigando.

Por último, queda hacer reflexión sobre escritura. Este año es escueta. No he escrito apenas (en estos últimos meses absolutamente nada). He priorizado lo que estaba viviendo en el momento, que era lo suficientemente intenso como para volcarme en ello. Sin embargo, no me siento (tan) culpable como me habría sentido unos años atrás. ¿Estoy madurando?  Ya sabéis que mi relación con la escritura ha sido muy turbulenta. Imagino que no siento esa presión precisamente porque no he estado cerca de ella en un tiempo largo. Sí he escrito poesía, pero ya sabéis que para mí es más una forma de canalizar cosas concretas, de desahogo. Es lo que me ha mantenido creativa en este año. Pero creo que se acabó toda esta temporada de autocompasión. En el 2023 quiero volver a proponerme acabar una novela. ¿No sería genial? ¿No sería increíble? Intentémoslo.

IMG_20221002_160727_183

Acabo con que esta etapa vital de mis 30 los estoy llevando con cierta entereza. Me encuentro más serena y tomando las decisiones que estimo correctas para mi. Es el segundo año que paso independizada y estoy mucho más cómoda en la rutina. Eso ya es mucho.

En cuanto a los propósitos del 2023, solo espero tener ilusión. Es algo que he ido perdiendo de forma paulatina y que necesito recuperar. También quiero viajar, probar algo nuevo, escribir mucho, ser más consciente de mi presente (no vivir con el piloto automático), ver con más asiduidad a mis amigas, acudir a más eventos literarios, crecer un poquito más como escritora.

¿Y vosotros? ¿Cuáles son vuestros propósitos de año nuevo?

Balance de 2021

¡Hola, hola!

Otro año que dejamos atrás y doce páginas nuevas en blanco que nos esperan. Como lleva siendo ya costumbre, toca hacer balance y reflexionar un poco sobre lo que ha dado de sí este 2021.

Este fin de año me ha tocado pasarlo confinada y, la verdad, no ha sido nada fácil. Iba con el preparamiento previo de la primera cuarentena, pero esta vez he tenido que pasarlo sola en una habitación, y debo reconocer que los primeros días han sido durillos. ¡Pero ya me queda poquísimo para salir!

Algunos tenéis una memoria prodigiosa para hacer balance, pero yo no tengo esa lucidez, así que he tenido que echar hacia atrás en la galería de fotos para recordar qué ha ocurrido en este 2021. Una de las primeras cosas que tuvimos fue a Filomena, su nevada tremenda y con miniconfinamiento incluido. Ese primer día disfruté mucho de la nieve. Los diez días siguientes no fueron tan divertidos por el hielo que había por todas partes. Espero, sinceramente, si vuelve a ocurrir algo parecido de nuevo, que hayamos aprendido de esta y haya efectivos mucho antes.

Mis tres novelas juntitas: Euforia, La chica del corazón de agua y La posada Shima.

Lo más reseñable que ocurrió después y lo más grande de este año fue la publicación de Euforia en abril de mano de mi querida editorial, Munyx. Una historia sobre amistad rota, añoranza y que toca la salud mental. Ambientada en Corea del Sur y con representación queer. Tuvo una aceptación muy buena y de vez en cuando me siguen llegando reseñas que me calientan el corazoncito. La novedad con esta nueva novela fue hacer presentación online y club de lectura online también. Ojalá pueda hacer algo presencial en algún momento de 2022.

Aunque sí que acudí a tres eventos presenciales este año: a la feria del libro de Vallecas, a la feria del libro de Madrid gracias a la litcon y firmé dos días en la feria del libro de Valencia. ¡Cuánto echaba de menos todo esto! Los lectores sois tan, pero tan importantes, y he echado tan en falta esa cercanía. De verdad que no recordaba sentirme tan nerviosa pero tan feliz al mismo tiempo.

Siendo ponente en la charla: Los profundos trasfondos de la literatura juvenil en la Feria del libro de Madrid.
Siendo ponente en la charla: Los profundos trasfondos de la literatura juvenil en la Feria del libro de Madrid.
Feria del libro de Vallecas.
Feria del libro de Valencia.

Sin embargo, Euforia no fue lo único que salió a la luz. En este 2021 he participado en dos antologías benéficas, una para la causa del Black Lives Matter: Antología esperanza. Mi relato se llamaba El lugar sin puertas. Y más recientemente participé en la Antología sueños de hadas con el relato El hada mecánica, cuyo libro podéis conseguir en físico y cuyo importe va destinado a protectoras de animales.

59773775. sx318
57335722. sy475

A pesar de todo, ha tocado cancelar también muchos planes. Tenía pensado viajar fuera de España si esto mejoraba, pero cuando tenía vacaciones, la cosa se complicaba. Aún así sí que me fui a Bilbao unos días del verano y me sirvió para desconectar e ir un poco más abrigada que en Madrid. También he vuelto al cine, he superado un año entero independizada, con todo lo que ello conlleva, y he sido muy feliz en mi casita. Aunque eso que pensaba de que iba a tener muchísimo tiempo para hacer todo lo que quisiera era una ilusión como un elefante de grande. El adulting se escondía detrás y eso sí que ha sido una jarra de realidad. Mantener una casa, el empleo que te da de comer y mantenerse vivo es muy difícil y sí, requiere mucho tiempo también.

No quería acabar la entrada sin actualizaros mi año de escritura (cosas no publicadas ni terminadas). No ha estado mal entendiendo los casi dos años tan complicados que llevamos con el Covid. A muchos nos ha afectado no solo en lo personal, en la salud, sino también en la productividad. Ha sido muy difícil ser creativo, recuperar rutina, centrarse. Sin embargo, no tengo esa voz enfermiza que me repetía de forma constante que no acabar un manuscrito por año era un fracaso. A veces sí que ha aparecido, no voy a negarlo. Llevo una relación muy larga con ella y no va a desaparecer sin más, pero es algo positivo al menos. Me subieron de horas en el trabajo y el cansancio al volver a casa hacía que no fuera capaz de poner tres frases seguidas. Así que me priorizaba y decidía desconectar y descansar. Ha sido muy difícil convencerme de que hacía lo correcto, de que no debía de estar haciendo cosas todo el tiempo, produciendo todo el tiempo. (Y esto lo digo mientras ocupo el tiempo de mi viaje en bus para escribir este párrafo). Bueno, a veces vuelve esa vocecilla y le hago caso. (aclaración: comencé a escribir esta entrada un par de días antes de dar positivo y tener que confinarme).

Como he dicho antes, no he acabado ningún manuscrito largo. Sí que he avanzado mucho con el proyecto Ryu, ¡justo hoy he alcanzado las 100 páginas! Si me habéis leído en redes, se trata de una segunda parte de la que por fin estoy satisfecha con todo. Cuando acabé la primera, empecé a escribir esta, pero no estaba del todo conforme con el planteamiento, así que dejé pasar los años hasta que tuviera una trama que la hiciera justicia. Magia, melancolía, demonios, reencuentros, ¡más traiciones!

Lo que sí que he escrito ha sido mucha poesía a lo largo de los meses. Tengo por ahí una cosita que quiero que vea la luz en 2022, así que espero que lo anticipéis con ganas porque es un proyecto muy personal. Os dejo por aquí uno de los últimos poemas del año:

En cuanto al proyecto conjunto que tenemos Carolina Casado y yo, ha habido algún que otro avance. Nos queda poquísimo para acabar la planificación completa del proyecto destrucción (ha sido tan difícil poder reunirnos durante todos estos meses), pero casi la tenemos. La escritura aún se va a demorar un poco por las novelas personales que tenemos cada una entre manos, pero queremos darle bien a las teclas en cuanto nos quedemos un poquito libres.

Y, por último, este diciembre comencé a esbozar otro proyecto que me tiene con mucha ilusión, el proyecto Cielo. No pensé mucho en el nombre del proyecto, ya que en realidad la primera frase de la novela se refiere a alguien mirando hacia el cielo, así que no creo que sea muy esclarecedor ese título. Quizá lo cambie más adelante. De este puedo decir aún poco, pero volveré a Corea del sur y habrá romance y un poco de ciencia ficción.

Y aquí acaba más o menos lo que he hecho en este año que hemos dejado atrás. Releyendo la entrada me doy cuenta de que no ha sido poco, y solo espero que este 2022 nos traiga ganas de seguir luchando y esforzándonos por lo que nos apasiona.

Mucha salud para todos y gracias por seguir ahí 💖

Bienvenido, 2021.

¡Feliz año nuevo!

Este es el tercer año que voy a hacer esto, lo de escribirme una carta sobre lo conseguido y perdido en 2020 y qué espero del 2021. Sé que las dos cartas anteriores sirvieron a algunas personas para parar y hacer el mismo ejercicio de reflexión, algo que me parece muy importante. Siempre he hablado con honestidad, así que hoy no va a ser diferente.

Sonia con el pelo rizado y mascarilla de papá Noel mientras se señala uno de los dibujos de la mejilla.

Para mí 2020 iba a ser EL año, aunque suene a tópico. Me esperaban grandes planes en forma de viajes y experiencias nuevas. Empecé un proyecto a cuatro manos con Carolina Casado; íbamos a hacer un viaje a Valencia para ver a nuestra Rolly embarazada en verano; iba a ir a Barcelona a ver en concierto a mi grupo favorito en julio (BTS), que era la primera vez que venían a España; iba a viajar hasta Seúl y Jeju en abril (Corea del Sur), viaje que hacía por mi cumple y que llevo deseando desde ni se sabe… Y todo se torció. No lo pude hacer. Se canceló.

A todos la pandemia nos pilló desprevenidos, con demasiados sueños en la maleta. Sé que tampoco es algo dramático, que ya habrá ocasión, pero en su momento fueron cancelaciones dolorosas. Sueños que se rompían. Y si la cuarentena encerrada en casa ya fue dura, cada golpe nuevo era peor.

Sin embargo, creo que ya nos hemos quejado mucho de lo que no hemos podido hacer. Y he tenido la gran suerte de poder hacer otras cosas. Enero y febrero fueron meses de mucha socialización. Estaba feliz porque Carol y yo habíamos anunciado nuestro proyecto conjunto, había ido a varias presentaciones de libros, presentado también a mi querida Rolly aquí en Madrid y asistido a los Templis, evento que espero pueda repetirse este 2021.

Antes de la pandemia pude ver en concierto a una de mis artistas favoritas, Halsey. El concierto fue maravilloso y pude reencontrarme con unas amigas preciosas. Además, me quedé a dormir en casa de Lau y Shei.

En cuanto a escritura, este año no he acabado ningún manuscrito, pero sí que me he visto muy motivada a aportar, a escribir para poder entretener y ayudar. Podéis leer en lektu con pago social un par de relatos largos (Una flor de sangre y Esperanza en guerra dentro de la antología Relatos de diez autoras para pasar la cuarentena) de los que me siento muy orgullosa. He escrito más, pero que se pueda leer, esos dos. Además, en noviembre se anunció mi participación en la Antología Esperanza con el relato El lugar sin puertas, que recaudará dinero para una de las familias del #BlackLivesMatter.

Durante los meses de cuarentena conseguí más bien poco. Con tal de no perder el ánimo y la cordura me bastaba. En abril empecé a hacer yoga y seguí durante mayo todos los días. También aprendí a leer coreano️, aunque tardo mucho, pero eso que me llevo.

Volviendo al tema de la escritura, durante el mes de julio cumplí un reto autoimpuesto que consistía en escribir una poesía al día y subirla a mis redes (podéis encontrarlas en mi feed de Instagram o en Twitter con el hashtag #poetryinjuly). Salieron algunas muy buenas y otras que ni tan mal. Hacía mucho que no escribía poesía y, aunque fue muy difícil seguir el ritmo, lo conseguí y me siento muy orgullosa de haberlo hecho. Ahora me ha quedado un poso de añoranza que voy supliendo poco a poco, escribiendo poesía cuando me siento inspirada.

Y la gran noticia se desveló en agosto desde Onyx: el año que viene vuelvo a publicar. ¡Euforia encontró casa! En la primavera la tendréis en vuestras manos. Abril traerá los cerezos en flor y una novela muy especial bajo el brazo. El año pasado recuerdo terminar de escribirla y acabar con muy malos sentimientos. Me di este año para relajar mi ritmo de autoexigencia, para calmar a mi cabeza, y debo de reconocer que tomé la mejor decisión posible. He visto de cerca la amargura de publicar durante el confinamiento y no sé si yo habría podido soportar algo así. Mi mente estaba muy frágil a comienzos de 2020, pero ahora ha ganado resistencia y ánimo. Tengo muchísima ilusión por saber qué pensáis de mis niños y de esta preciosa historia cargada de añoranza, amistad y un poquito de dolor.

Aesthetic de la novela Euforia. Abril 2021.

En noviembre salí en televisión hablando sobre salud mental. A principios de año me contactaron para acudir de invitada a la grabación de Eso no se pregunta (Telemadrid). Querían hablar sobre depresión y yo acepté en cuanto vi que iban a tratar con la suficiente seriedad el tema. Además, el formato me daba cierta seguridad para hablar y, una vez allí, estuve comodísima. Si os interesa, se puede ver por la web de Telemadrid y a Youtube lo subirán en algún momento.

A pesar de que este año no pude cumplir muchos de los propósitos que me plantee al comienzo, se ha cumplido el propósito más improbable, el que llevaba años arrastrando y que ya pensaba que iba a ser imposible de conseguir: me he independizado. Llevo como un mes fuera de casa y, aunque al principio sentí mucho vértigo, ahora sé que hice bien porque tengo a mi lado a quien me cuida como lo más preciado. Quizás esta especie de luna de miel es porque estamos en esas primeras semanas de emoción, de probar a hacer platos por primera vez, invitar a padres (con todas las medidas de seguridad e higiene), y muchas cosas que parecen novedosas aunque se convertirán en rutina. Pero lo cierto es que esta etapa, justo ahora, estoy feliz. Y justo ahora me doy cuenta de lo que nos ha intentado enseñar 2020. A vivir el ahora, el presente. Disfrutar de lo mundano, de las personas cercanas, del contacto, aunque sea a distancia.

Como colofón, la guinda del pastel vino el 13 de diciembre: he vuelto a ser tía de una bebé preciosa y tranquila. Marina, aunque ha costado vernos, me vas a tener siempre ahí, al igual que tu hermana.

Y por eso, este, de todos, es el año más raro e imprevisible de mis 28 primaveras. Así que lo único que le pido al 2021 es salud y equilibrio. Que no haya socavones insalvables, desvíos imprevistos, sorpresas que nos quiten ilusión. Sigamos disfrutando del ahora, de las amistades que nos han mantenido a flote, del amor que ya teníamos y del que hemos encontrado en el camino, de las pequeñas victorias.

Bienvenido, 2021.

Propósitos y balance de año

El año pasado me escribí una entrada larga siendo muy honesta conmigo misma. La publiqué un 30 de diciembre. Esta se ha retrasado por falta tiempo, pero aquí va: Sé que algunas personas se vieron reflejadas y que se plantearon también hacer un ejercicio de reflexión sobre el año que habían tenido y cómo les había afectado. Me parece una manera de poder ver lo bueno y lo malo y poder aprender, intentar mejorar en crear unos propósitos más reales.

Por mi parte, he cumplido muchos de mis propósitos (hice una lista larga de deseos y cosas por cumplir, aunque la de este año es algo más pequeña, pero no menos interesante). Por eso estoy repitiendo experiencia escribiendo esta especie de carta.

Como sabéis, para mí el año acabó con una decisión importante que afecta a mi carrera literaria, y es que he atrasado publicar novela hasta 2021. No es un drama, lo sé, pero fue muy difícil aceptar esto y ponerme primero a mí. Podéis leer el anuncio de Twitter aquí, pero básicamente no he pasado unas buenas semanas con mi cabecita, y este «descanso» espero que sirva para calmar este apetito de crecer y querer ser alguien más, cuando en realidad ser «yo» debería ser suficiente.

Siendo sincera, de los doce meses del año, dos fueron muy estresantes y me tuvieron en un estado muy lamentable. Uno fue este noviembre y otro fue abril (sí, el mes en el que publiqué La chica del corazón de agua). Fueron muy malos en cuanto a carga de trabajo y mentalmente me dejaron fatal. Pero más allá de lo que pudiera afectarme de fuera, la mayoría de carga que acabó conmigo vino de dentro, de mí. De mis expectativas, de forzarme, de marcarme plazos irreales, de lo mucho que me exigía producir, mostrarme al mundo… Y este diciembre ha ocurrido que no he conseguido volver a coger ninguno de mis proyectos. He escrito menos de 1000 palabras en todo el mes. Pero no pasa nada. Estoy cuidándome. Tomándome un descanso largo para poder sobreponerme y volver con todas mis ganas, porque 2020 pinta bien. El proyecto Euphoria está acabado (ahora falta corrección y pasar por los betas), tengo otro precioso a medio escribir (el proyecto Adriana) y otro proyecto del que ya hablaré cuando avance enero. Este último me tiene muy feliz y espero que os sorprenda.

Echando la vista atrás, tampoco puedo decir que haya sido un mal año. Al contrario. Me han pasado muchísimas cosas buenas y he logrado cumplir la mayoría de mis metas: como haber publicado una novela muy importante para mí, haber estado firmando en la Feria del Libro de Madrid y haber asistido como autora también a Sant Jordi, haber terminado un manuscrito con una historia que me encanta (aunque a veces surja esa voz que eche por tierra todo mi trabajo), haberme hecho un tatu por primera vez, haber estado apuntada a yoga, haber viajado fuera de España bastante (Alemania, Ámsterdam y Londres), empezar a estudiar un nuevo idioma (bueno, algunas palabras sueltas y el alfabeto coreano), haber ido a más eventos literarios y conocer a gente maravillosa, haber hecho más presentaciones que nunca (no solo mías, para mí es todo un honor presentar a compañeras y poder hablar de sus novelas). Sobre todo me siento afortunada de las personas que me rodean y cuidan. Gracias por un año así de bonito.

Aunque más allá de la escritura, tengo muchos más propósitos. Algunos son repetidos de este mismo año, como hacerme otro tatuaje o seguir aprendiendo algún idioma. También quiero ir al menos a un concierto (voy en febrero a ver a Halsey, así que esto está casi cumplido), viajar fuera de España al menos una vez en el año y dejar de machacarme tanto a mí misma. Acudir a más eventos literarios, seguir aprendiendo de hablar en público, que no pasa nada, que no voy a hacer el ridículo y que sí tengo cosas importantes que decir. Intentar dejar de sabotearme tanto y disfrutar más del camino y de sus vistas.

¿Cuáles son vuestros propósitos de año nuevo? ¿Coincidimos en alguno?

Espero que 2020 cumpla muchos de vuestros objetivos. Por mi parte, os deseo estabilidad y alegrías. Que, pese a la situación que viváis, podáis encontrar un trocito de luz siempre.

¡Feliz año nuevo!

Carta a mí misma, propósitos y promesas

El día 30 de diciembre cayó del cielo una canción que me puso blandita y que me ha hecho pensar en escribirme una carta a mí misma. La canción es promise, de Jimin y dice «Quiero que seas tu luz, cariño. Deberías ser tu luz. Para que no sufrieras más, para que pudieras sonreír más». Y tiene razón. Es algo en lo que estoy poniendo mi empeño, en ser quien me salve, en ser mi propia luz.

Screenshot_20221220-121437_2

Este 2019 quiero cuidarme un poco más, intentar que esos rasguños sean los menos posibles. Soy una persona muy insegura y que, a la mínima, se hunde en sí misma. Me preocupo y pongo frente a mis ojos los peores escenarios. Sin embargo, esta sensibilidad para algunas cosas, contrasta con lo dura que tengo luego mi armadura exterior. Estoy ahí para todo, escucho todo, aconsejo, pongo mi hombro y mi piel. Pero en lo referido a mí, me cuesta llorar. Llorar por mí, para mí, no con una película o algo triste. Sino el hecho de desahogarme, de expresar esas lágrimas que curan.

No puedo decir que el vacío que llevo sintiendo toda mi vida ha desaparecido. En muy pocas ocasiones lo he vuelto a notar en este año, pero ahí sigue. Estoy acordándome de algunos escritos y poesías que escribí cuando era adolescente. No los entendía del todo en su momento, pero con la perspectiva y experiencia que tengo ahora siento que no he sabido tratarme bien porque aquel agujero sigue abierto en mi pecho. Lo he ido tolerando, ensanchando, haciendo que le crezcan raíces. Es parte de mí y he de aceptar el hecho de que, probablemente, no desaparezca jamás.

Sé que tengo un interior turbio. Que hay una melancolía extrema luchando siempre por arrastrarme a ella y que no la dejo alcanzarme. Alguna vez sí me coge de los talones, porque no siempre tengo fuerzas para pisarla, porque me dejo atrapar. El bienestar a veces pone sus sillones en los lugares más oscuros.

Hacía mucho que no me decía esta clase de cosas. Que no me ponía frente al espejo. Lo he pasado mal en más ocasiones de las que me gustaría reconocer en este 2018. Situaciones que me han sobrepasado y en las que me he sobrepasado conmigo. Por eso quiero hacerme la promesa de intentar tratarme mejor cuando me sienta sola. Porque no estoy sola. Nunca lo estoy.

Mi mente es una cárcel, pero la música difumina las rejas. Es lo que este año ha hecho que sean soportables algunos ratos conmigo misma. Hacía mucho que no escuchaba canciones que me intentaran hablar, que me hicieran replantearme la relación que mantengo con mi cuerpo, con mis pensamientos. Por eso los dos proyectos que empecé este año a escribir van mucho en sintonía a ese mismo mensaje. Conocerse a uno mismo, aceptarse. Y mi proyección en redes están intentando ir en esa línea también. Solo nos tenemos a nosotros mismos, no podemos ser otros; no es posible y no va a pasar.

Llegados a este punto, en el que he releído ya unas trescientas veces lo escrito, mis lágrimas ahora sí son mías. Qué raro sienta a veces reencontrarse, verse reflejada en las cosas que escribes sobre ti.

Sonia, eres testaruda, pero también fuerte. Has salido de muchas y aún ves las cicatrices de las batallas, aquellos moratones. A veces te da miedo mirarlas, sobre todo que el resto las vea. Sabes que tienes que dejar de pensar en que son debilidades. Todo te ha traído a este momento. Un momento feliz, de cierto equilibrio y paz. Debes prometer ser más honesta con tus sentimientos, tener paciencia con ellos. Cuidarte un poquito más, ser coherente con tus actos y tus palabras. Sé tu luz, nadie va a brillar por ti, nadie puede ser tú, vivir lo que tú. Prométeme seguir siendo fuerte. Prométeme pedirte perdón cuando toque.

Te quiere a veces,

yo.

Foto: Samanta Jiménez.

Balance literario 2017

En twitter hice un balance algo diferente al que pretendo hacer aquí. Allí hice un hilo agradeciendo las cosas buenas que me pasaron en el 2017 en cuanto a mi vida personal. Hoy quería echar la vista atrás a mi año literario; de libros leídos y de logros escritoriles. Cuando he empezado a esquematizar esta entrada, me he dado cuenta de que si me ponía a hablar también de los personales se quedaría muy extensa, por eso me remito al hilo que hice en mi cuenta de twitter por si os interesa también saber esos.

giphy (13)

El primer y gran logro al que quiero remitirme es al de haber acabado de escribir otra novela: La chica del corazón de agua. Creo que he hablado hasta la saciedad de este proyecto en el que trato el tema de la depresión a través de una historia ficcionada. Fue una experiencia tan difícil de plasmar, de escribir y de superar; pero tan satisfactoria y catártica. Lo mejor que me ha pasado a posteriori fue el feedback tan increíble que recibí de mis lectores 0: las palabras de agradecimiento, lo que me contaron, las lágrimas, la alegría, el haber entendido mejor esta enfermedad. Me cuesta expresar todo lo que ha significado esta historia para mí. Ojalá podáis leerla algún día. Tras todo lo que me han dicho, creo que hoy en día es muy necesaria.

En cuanto a mis blogs, el relato que más visitas recibió fue No te acabes nunca. Un texto que le escribí en enero del año pasado a mi chico, al que le debo tanto. Por lo general no suelo hablar de lo que me inspira cuando escribo en el blog de leyends of puppets porque hay muchas cosas que duelen y no encuentro otra forma de deshacerme de ese malestar que escribiendo. Por eso cuando publico algo ahí, es más un desahogo que por inspiración. Tanto para lo bueno, como es en este caso, como para lo malo. Sin embargo, es genial que el que más se ha leído sea uno de los relatos positivos y que vaya sobre el amor.

El más votado, por contra, es El niño pájaro, con la mejor calificación del año. Habla sobre la guerra, sobre el abandono de los más pequeños y de las fantasías y leyendas que se crean. No es tampoco el relato más triste, ya que me parece que tiene un hilo de esperanza que se sucede con cada nueva palabra. Pero tampoco es el más alegre.

En el blog de La eminente Thropp, lo más leído ha sido lo más controvertido. En este caso, fue la entrada titulada ¿Me ha gustado «13 reasons why»? Aquí hablaba sobre la serie de «Por trece razones» y sobre el MAL tratamiento que se le daba a las enfermedades mentales, entre otras cosas. Fue una de las entradas con las que me quedé más satisfecha. Además de una de las primeras veces que hablaba sobre la depresión con sentimiento de causa.

Resultado de imagen de sere fragilLa reseña más vista fue la de Seré Frágil, de Beatriz Esteban. Fue una escritura con la que me quedé muy satisfecha también una vez la acabé. Tenía mucho que decir. Además, Beatriz me escribió cosas muy bonitas tras leerla y eso solo me hizo afianzar el amor y la admiración que siento por ella. Fue de esas lecturas que marcaron mi año. Pero si he de destacar las mejores, definitivamente serían: Rojo y Oro de Iria y Selene, Desayuno en Júpiter de Andrea Tomé, La flor de fuego de Alba Quintas, Virtud y Verdad de Rolly Haacht, Love letters to the death de Ava Dellaira, Bajo la misma estrella de John Green, La ciudad de las sombras de Victoria Álvarez, El cuento de la criada de Margaret Atwood y Tres enanos y pico de Ángel Sanchidrián.

Otra de las mejores cosas que pude hacer fue comprar el dominio de esta web. Ha sido la que ha recibido más visitas durante 2017. Me llena de orgullo que la entrada que más se viese y compartiera fuese el primer concurso de relato que hice por haber conseguido 1000 seguidores en twitter: Concurso + sorteo 1000 seguidores. Participó mucha gente y conocí a escritoras maravillosas. Hubo una calidad increíble.

Tuvo mucha repercusión también la entrada-reflexión El silencio del <<no>>. Tanto en redes como en el propio blog. Hubo mucha empatía y recibí muchas muestras de cariño y de identificación. Fue abrumador y demasiado guay que tantas personas bonitas se hicieran eco de ella.

Quiero destacar entre mis logros de este año el haber podido colaborar con dos de mis escritos en la antología de De-Tinta, que hizo un proyecto TAN mágico y me sentí tan realizada con él, que aún no tengo palabras para agradecer todo esto. Esta iniciativa quería unir a escritores e ilustradores para crear una preciosa obra llena de talento. En serio, yo he conocido a grandes artistas a raíz de esta oportunidad.
Participé con dos relatos: Uno lo amplié, ya que era un microrrelato que hice para un pequeño concurso que no gané. Ese es «monstruos en torres invisibles». Un relato fantástico sobre una chica que hace tiempo que puede ver una torre en medio de la ciudad donde vive en la cual habita un monstruo. Phrenan hizo con él un cómic muy del estilo lovecraniano en sepia. Supo captar la esencia de lo que contaba con una claridad pasmosa. Jamás habíamos hablado antes y fue como ver lo que había en mi mente ahí plasmado.

El segundo (y el más largo) se llama «La muerte del amor» y es uno de esos relatos de los que más orgullosa me siento de haber escrito. En realidad, creo que es de lo mejor que he escrito nunca. Y dada su extensión, la ilustradora decidió muy acertadamente hacer una única ilustración en la que confluyera el sentimiento principal de todo el relato. La talentosa Mymi González dotó de magia mis palabras con su preciosa ilustración (que tuvo el detallazo de mandármela impresa y que tengo colgada en mi cuarto porque es genial). ¡Seguidla en instagram!

Mymy González sujetando la ilustración «la muerte del amor». Créditos a ella. Seguidla y amadla.

Podéis leer la antología en LEKTU, donde puedes hacer un donativo o descargarte el PDF pagando con un tuit. ¡Muy fácil! Se espera que en febrero salga en papel. ¡Yo no aguanto más! Además, hay ahora otra convocatoria abierta que va sobre la visibilizacion de las enfermedades mentales. Creo que es una labor en la que todos deberíamos aportar nuestro granito. Nos afecte directamente o no. Por mi parte intentaré participar en esta nueva también.

Al final he acabado con una entrada demasiado extensa. Ya no voy a alargar esto más. Muchísimas gracias por darme un año tan maravilloso literariamente hablando. ¡Nos vemos en este 2018 con mucho más! Seguro que nos depara muchas sorpresas.

giphy (22)