Balance anual 2023

¡Hola, hola!

Como cada año, vengo con la entrada que aglutina un poco de lo que me ha pasado este año. Lo cierto es que echando la vista atrás, comenzó muy gris y ha ido cambiando el gradiente a unos colores pasteles.

Lo primero que recuerdo es la parálisis y el pensamiento constante de necesitar ayuda. Una bruma densa, como una niebla oscura y pegajosa se había instalado en mi cabeza, creciendo con bracitos e imposibilitando que mi cuerpo hiciera nada (de nada, ni siquiera escribir o realizar las tareas más rutinarias de la casa) aún si me lo propusiera. El final del año pasado fue muy malo y yo ya estaba notando que había algo que no andaba bien dentro de mí. Empezar a ir a terapia en marzo fue lo mejor que he podido hacer por cuidarme este año. Me siento muy orgullosa del paso que di y de todo lo conseguido hasta ahora. He conseguido salir de ese bloqueo y me he conocido mejor a mí misma. Además, he descubierto que soy neurodivergente, así que estoy en pleno proceso de asimilación y búsqueda activa de técnicas que me ayuden en el día a día.

Seguimos con algo más amable: tuve un par de viajes en familia en la primera mitad de año: a Buitrago de Lozoya y a Salamanca. Conocí nuevos lugares donde comer con amigas y la sorpresa sin duda del 2023: yo, que siempre he repudiado el pimiento en todas sus formas… Me he rendido al pimiento verde y ahora lo busco cuanto puedo. ¿Ser adulto es esto? Eso parece.

En cuanto a lo literario, este año volví un año más a la Feria del libro de Madrid y fue una auténtica maravilla. Vi a mucha gente conocida, caras nuevas también y llovió que dió gusto 😅 Pertenecer a un grupo editorial como es Sargantana nos está abriendo muchas puertas y me siento muy agradecida de todas las cosas que están haciendo y de lo estupendamente que nos están tratando ♥️

Hace unos días, en este diciembre, acabé el Proyecto Ryu (La posada Shima II, que no tendrá ese título), que verá la luz este 2024 de la mano de Munyx. Debo decir que me siento muy, muy satisfecha con esta segunda parte y que no creo que pudiera hacerle mejor justicia que de esta forma. Era la primera vez que escribía con fecha límite y, aunque ha costado por LA VIDA (trabajo, navidades, hospitales, trancazos encadenados…), lo he conseguido. Y casi lo más importante de todo: he disfrutado de toda la escritura del libro, sin quemarme a pesar del cansancio y de la deadline. Conseguir tener una relación sana con ella ha sido sin duda lo mejor.

En el evento de presentación de novedades de Munyx que tuvo lugar en Valencia. Aquí anunciando La posada Shima 2.

En noviembre, monté en avión y me fui a Irlanda con mi pareja. Un viaje precioso del que no entendí una sola palabra (¿por qué hablan tan mal y les cuesta tanto hacerse entender?), pero nos llevé y traje de una pieza, que ya es mucho. Por la época que fuimos, sabíamos que haría frío, e hizo mucho, pero íbamos bien abrigados, así que pudimos disfrutar de los paisajes, que eran espectaculares.

Acabamos 2023 con esperanza, con aquel deseo que pedí el año pasado y que parece que se ha hecho realidad. Tengo ganas de hacer muchas cosas, de probarme, de seguir escribiendo y conociéndome más.

¿Qué espero de 2024? Por lo pronto, en este enero, conocer a mi tercera sobrina. En lo profesional, que los cambios sean buenos. Durante 6 meses me voy de la librería y voy a hacer trabajo más administrativo, con horario de oficina (¡Findes libres!). Y en lo literario, en el primer semestre de este año que viene, publicaré La posada Shima 2 (que, insisto, no tiene este nombre jeje y me cuesta muchísimo cada vez que hablo de ella, no nombrarla con su título original).

¿Vosotros qué esperáis del 2024? ¿Habéis hecho lista de propósitos? Hacédmelo saber 😊

NaNoWriMo y actualización de escritura

¡Hola, hola!
¿Cómo va ese NaNoWriMo? ¿Alguno lo estáis haciendo?

Para los que les suene a nuevo este término me refiero al National Novel Writing Month. Un reto que se celebra todos los años dentro del mundo de la escritura en el cual el objetivo es escribir una novela corta en un mes, o lo que equivale a 50.000 palabras. Para ello se marca un mínimo de palabras que se debe escribir cada día. Algunos lo superan con creces, otros se quedan cortos, y a mí pues es un reto que me supera en sí, más que nada porque escribo muy lento y tiendo a repasar mucho lo anterior. Lo he intentado otros años, pero es un método demasiado exigente para mí, y no pasa nada, cada uno debe marcarse un ritmo acorde. Sí que es un buen método para conseguir una rutina escribiendo, pero, en mi caso, la vida adulta me impide muchas veces poder ponerme todos los días.

Sin embargo, en el mes de octubre sí que estuve escribiendo prácticamente todos los días y pude avanzar mucho la novela. Este mes de noviembre me está siendo muchísimo más complicado. Hice un viaje (me fui a Irlanda unos diítas), empiezan ya las fechas fuertes en mi curro en la librería y muchos días mi estamina acaba en cero cuando llego a casa, el adulting roba mucho tiempo (compras, lavadoras, hacer comidas, etc), y en cuanto intento socializar un poco, se me va el día. Y algunos días pues no pasa nada si no le doy a la tecla, como por ejemplo, mañana, que tengo un evento literario que me hace una ilusión tremenda, y es que presento a Marta Cruces en la librería Taiga a las 18h. Así que si alguien quiere pasarse, ¡es más que bienvenido!

Para los que estéis siguiendo el reto, ¡mucho ánimo! Ya queda menos de una semana para acabar el mes y estoy segura de que (aunque no lo consigáis), os habrá servido para aumentar vuestro manuscrito en unas cuantas miles de palabras. Y es que lo importante no es la productividad, si no la constancia (intentando grabármelo a fuego, aún sin conseguirlo).

Por último, contaros que estoy escribiendo los capítulos finales del Proyecto Ryu, lo que ya conocéis como el manuscrito que será La posada Shima II (nombre provisional, you know what I mean). Como os he dicho antes, este mes he bajado el ritmo y no estoy nada satisfecha con lo poco que estoy avanzando últimamente. Tengo fecha límite de entrega y está muy cerquita ya, lo que me preocupa un poco. Sé que he ido estupendamente durante todo este tiempo y que me he dejado la novela en un punto muy bueno para cogerla con ganas, así que voy a intentar no agobiarme con ello y poder disfrutar al ponerle punto y final. Si todo va bien (que lo irá), en 2024 podréis leerla y no sabéis las ganas que tengo ☺️

¡Nos seguimos leyendo!

¡Nueva publicación a la vista!

Sí, sí. Buenas noticias: ¡el año que viene saco nueva novela! Casi era algo que podíais intuir si me seguís por Instagram, donde estoy más activa. Sabíais que estaba escribiendo el #ProyectoRyu, que, si habéis leído La posada Shima, podréis reconocer enseguida por qué se llama así. Hoy, tras el evento de Munyx que hemos realizado en Valencia, ya os lo puedo confirmar… ¡En 2024 sale la segunda (¡y última!) parte de La posada Shima!

Y sé que muchos os preguntaréis: ¿Pero las bilogías no suelen ir saliendo de forma sucesiva, una un año, y la otra al siguiente? ¿Por qué has tardado tanto tiempo? ¿Por qué casi 6 años después?

Tengo respuestas, por supuesto. Y aunque sé que no tengo por qué justificarme, me gusta ser lo más honesta posible. Y creo que debo comenzar con lo que significa para mí la escritura. Como le dije hace pocos meses a mi psicóloga, cuando tenía un bloqueo escritoril tan grande que ya tocaba mi vida personal, le explicaba que la escritura para mí es como el respirar. Lo necesito. Es un medio de expresión, de canalizar emociones, de desahogo. Necesito escribir. Es cuando más equilibrada me siento, donde me encuentro, y cuando no puedo hacerlo, hay algo que me va envenenando y me deja mal. Pensaréis que soy una exagerada, pero os prometo que es tal cual. Así que, cuando tengo un bloqueo de escritura, acaba pasando factura al resto.

Bien, una vez comentado esto, vamos al meollo. En 2016 y durante la escritura del manuscrito de La posada Shima, yo había estado con depresión. Esto impregnó a mi escritura también. Se puede ver perfectamente cómo la novela se vuelve mucho más oscura y se carga bien de drama y dolor en la segunda parte hasta su desenlace. Había planeado una segunda parte que, puestos a ser sinceros, no me terminaba de encajar con la esencia de la primera. Entonces dejé cierto tiempo para darle más vueltas. En ese verano me puse a ver anime y me encontró una serie sobre natación que amé. Abrí una hoja de Word nueva y puse: «de alguna forma sabía que el agua me salvaría». Así empezó la escritura de La chica del corazón de agua, una historia que necesitaba escribir y en la que di todo y más. En 2018 publiqué La posada Shima con Munyx (aunque en ese entonces se llamaba Onyx) y en ese tiempo no volví a coger el portátil. Quería disfrutar de esos meses tan bonitos. En 2019 publiqué La chica del corazón de agua y, aunque seguí dándole vueltas a esa segunda parte, no terminaba de convencerme lo que se me ocurría, así que comencé el #ProyectoAdriana, pero se quedó en un muy avanzado estado cuando Euforia me pidió paso. Luego vino la pandemia y un bloqueo de escritura, pero ese mismo año acabé el manuscrito y en 2021 publiqué Euforia con Munyx también. No recuerdo si a finales de ese año o ya en 2022, sí di con una línea argumental consistente y que merecía la pena contar, así que me puse a ello. Soy una escritora muy lenta, así que tardo de media año o año y medio en acabar un manuscrito (si soy medio constante). Después vino un bloqueo muy heavy del que me desatasqué a mediados de este año, y ahora me encuentro ya en la parte final del proyecto. También os digo: bendita espera.

Reconozco que adoro cada parte de esta historia, que estoy enamorada de sus protagonistas, que me llena de alegría darles vida, y que esta segunda parte tenía que estar a la altura y pienso, orgullosa, que lo está. El año que viene me contáis si esto es cierto. Hasta entonces, a seguir dándole a la tecla ☺️

Veranito de escritura.

¿Cómo estáis? ¿Qué tal se os está dando el veranito? Tengo la página web un poco abandonada, así que a ver si consigo con esta entrada darle un poco de vidilla. Yo vuelvo mañana al trabajo después de una semanita de vacas. Mi idea principal era escribir mucho, pero más allá de ponerme un poquito una tarde, no he podido hacer más. Pero tampoco voy a fustigarme por ello, ¿verdad? He estado descansado, yendo a sitios, de compris, de karaoke, comiendo fuera, con la familia… Creo que he aprovechado bien los días.

Entre otras cosas, en este julio, mes del NaNoWriMo (National Novel Writing Month) muchos estaréis dándole a las teclas, concentrados en sacar esas 1.667 palabras diarias para superar la marca de las 50.000 palabras en un mes. Como sabéis, yo no estoy subida a esta ola. Durante los primeros años en los que nació este reto sí lo estuve haciendo, pero he comprobado que lo único que me genera es mucha presión y termino bloqueándome porque uno de los factores que más me pesan en mi escritura es la perfección. Soy tan perfeccionista, que hasta que una frase o párrafo no está bien pulido, no puedo pasar al siguiente, y por eso este reto que es solo escribir, no me va. Aun así motiva a que una quiera sentarse y arrancar un puñado de palabras nuevas a su manuscrito. ¡Mucho animo a los que estáis a tope con ello!

No sé qué intención tiene este post en realidad. Imagino que hablar un poco con vosotros y actualizaros cómo llevo mis proyectos literarios. Hace unas pocas semanas alcancé las 50.000 palabras en la historia en la que estoy enfrascada (#ProyectoRyu). Los que habéis leído mis novelas probablemente sabréis de qué se trata, porque sí, es una segunda parte. Tengo a todos mis personajes en el corazón, pero con estos no podía dejar de pensar que me faltaban ciertas cosas por contar. No es una precuela o secuela, es una segunda parte en toda regla. Continúa el relato poco tiempo después del primer libro. En su momento, allá por 2016, esbocé lo que quería que fuera, pero ha dado un giro tremendo y solo rescato a uno o dos personajes de esos apuntes algo disparatados. Aunque, honestamente, me está gustando tanto cómo está quedando que ni yo me lo creo.

Este mes de julio está siendo realmente especial y emocionante, tanto en el ámbito literario como en el mundo de las lecturas conjuntas. Y es que ahora se encuentra en pleno desarrollo la lectura conjunta de Euforia que propusieron las chicas de Hueco Literario para este mes de julio. El chat de telegram está muy activo, y es que las participantes se encuentran en la mitad de la novela, justo en el momento en el que todo puede cambiar. Estoy esperando con muchas ganas el día de la charla con spoilers, donde poder compartir un montón de detalles y rajar a gusto de todo lo que se comenta en el día a día en el chat. Procuro no interactuar mucho más allá de reaccionar a ciertas opiniones, pero me está encantando leer todo lo que piensan las lectoras.

Y poco más tengo que contaros. Sí que quiero subir una entrada para hablaros de las mejores lecturas de lo que llevo de año porque de verdad, he tenido algunas apasionantes. Pero me da que me voy a extender mucho, así que lo dejamos para la próxima. Feliz verano y bebed agüita 😀

Balance 2022

¡Feliz año nuevo!

Llevo ya unos años haciendo esto. ¿Creo que es el quinto, sexto? Siempre le pongo un nombre distinto, así que he unificado todas estas entradas de balance final de año o expectativas del siguiente en una misma categoría (Balance anual literario/personal), por si queréis leer los de años pasados. Creo que es importante echar la vista atrás y agrupar lo conseguido, lo vivido, lo perdido, lo deseado, lo que falta por alcanzar… en un mismo sitio para ser más objetivo. Como hacer una lista de todo eso que ha ocurrido para poder pensar: «ah, pues sí que ha sido un buen año», o poder gritar: «mira, que pase ya a 2023 porque no puedo más».

Este año he leído más que nunca, cumpliendo mi reto de goodreads (leer 40 libros) y superándolo por unos poquitos más. ¡Casi llego a los 50! Además, he leído mucho de autores asiáticos (autoras casi todo en verdad) y he descubierto auténticas joyas (algún día haré una entrada recomendando estas lecturas). 

IMG_20221004_201432_815

También he ampliado mi colección de K-pop, añadiendo otros grupos a mis estanterías (hello, Stray Kids y TXT) y cumpliendo con mi pequeño deseo de tener un miniálbum para guardar todas mis photocards (tenéis fotos y reels de esto en mi instagram ☺️). Gracias a Netflix he visto muchísimos k-dramas jiji

He viajado bastante por la geografía española y visitado lugares que aún no conocía. Además, en octubre, hicimos mi pareja y yo una escapada a Oporto, que amé mucho mucho.

IMG_20221026_183318

Contra todo pronóstico, volví a aparecer en el que para mí es EL evento, que es firmar en La Feria del Libro de Madrid. Siempre me siento muy querida, me hacéis sentir valorada y, es algo que suelo olvidar porque hace tiempo que no hago presentaciones o firmas, que lo que escribo importa. Gracias por recordármelo una vez más.

IMG_20220606_072024_592

Justo coincidiendo con la feria, nos invitaron a Carolina Casado y a mí a unas charlas sobre salud mental que planearon las chicas de Hueco Literario que se daban en el césped del Retiro. (¡Seguidlas para que no os perdáis nada! Tienen durante todo el año un montón de iniciativas alrededor de la literatura juvenil). En noviembre nos volvieron a invitar para hablar en las charlas online que planificaron para el NaNoWriMo y fue una hora muy especial también. Gracias por pensar siempre en nosotras y darnos así un espacio donde poder hablar de temas tan importantes ❤️.

IMG_20220612_203124_943

En septiembre, un año después, regresó a mis manos el libro viajero de Euforia y fue, honestamente, toda una experiencia poder ver la cantidad de pos-its, las frases escritas en los márgenes, las reseñas y reflexiones que me dejasteis en la libreta. Gracias por los dibujos y por las palabras. ¡Tengo muchas ganas de hacer uno de La chica del corazón de agua! Esta iniciativa me llenó muchísimo el corazón. Si queréis echarle un ojo, subí a mi Instagram un reel enseñándolo.

Autopubliqué mi primer poemario: Un faro entre sombras. Siempre he escrito poesía, incluso antes que relatos largos. Nunca imaginé que pudiera tener el valor suficiente (ni los poemas suficientes) como para compartir algo tan íntimo. Y es que, para mí, la poesía es mostrar un trocito muy concreto y descarnado de lo que eres. A mí siempre me ha servido de desahogo, de volcar lo feo que siento y liberarme un poquito de ello. (Si le dais una oportunidad, hacédmelo saber 💖).

Screenshot_20221011-172351~3

Además, como caído del cielo, me llegó una petición de presentación que me hizo una ilusión tremenda. Y mira que antes me ponía histérica, pero aunque hacía tiempo que no presentaba a nadie, creo que he conseguido adquirir ciertas tablas. Hablo de Las brujas de Kaizen, de Lau y Shei. Ellas son maravillosas, y su novela es una fantasía. ¡Leedlas!

IMG_20221203_090411_433

Para poner la nota discordante (con final feliz, por suerte) debo decir que mi final de año, en lo personal, ha sido de mucho llanto y miedo. Desde finales de octubre hasta el 13 de diciembre, fue una auténtica tortura. Mi sobri se puso muy malita y, hasta que supieron qué era, tuvo que pasar por muchas pruebas en la planta de oncología infantil. El diagnóstico que nos dieron nos hundió. Hubo operación, unos resultados ambiguos, más pruebas, pero, finalmente, ese 13 de diciembre, las mejores noticias. Estaba totalmente limpia. Y os pongo por aquí el nombre completo por si queréis investigar qué es un ganglioneuroblastoma, un tipo muy raro de tumor canceroso que se desarrolla a partir de tejido nervioso. Normalmente se presenta en bebés y niños (se detecta entre los 3 y 5 años). Si queréis colaborar en la investigación de este cáncer infantil, desde la propia web de la fundación del neuroblastoma se pueden hacer donaciones. Y si queréis colaborar de otra forma, leyendo sobre un caso real, Tamara Gorro (si no os cae muy bien omitid su nombre) ha sacado un cuento que se llama La princesa y la mariposa donde dona su porcentaje de autora íntegro a la investigación del neuroblastoma. A mí me encontró de casualidad en la librería donde trabajo y me llevé los dos que nos llegaron. No lo pude leer en su momento porque me resultaba muy duro, pero ahora que todo ha pasado le daré una oportunidad.

Quería hacer algo parecido con el poemario, así que, con toda seguridad, cuando me lleguen las regalías, lo destinaré a la misma causa. Porque, como bien dice la propia fundación, el neuroblastoma se cura investigando.

Por último, queda hacer reflexión sobre escritura. Este año es escueta. No he escrito apenas (en estos últimos meses absolutamente nada). He priorizado lo que estaba viviendo en el momento, que era lo suficientemente intenso como para volcarme en ello. Sin embargo, no me siento (tan) culpable como me habría sentido unos años atrás. ¿Estoy madurando?  Ya sabéis que mi relación con la escritura ha sido muy turbulenta. Imagino que no siento esa presión precisamente porque no he estado cerca de ella en un tiempo largo. Sí he escrito poesía, pero ya sabéis que para mí es más una forma de canalizar cosas concretas, de desahogo. Es lo que me ha mantenido creativa en este año. Pero creo que se acabó toda esta temporada de autocompasión. En el 2023 quiero volver a proponerme acabar una novela. ¿No sería genial? ¿No sería increíble? Intentémoslo.

IMG_20221002_160727_183

Acabo con que esta etapa vital de mis 30 los estoy llevando con cierta entereza. Me encuentro más serena y tomando las decisiones que estimo correctas para mi. Es el segundo año que paso independizada y estoy mucho más cómoda en la rutina. Eso ya es mucho.

En cuanto a los propósitos del 2023, solo espero tener ilusión. Es algo que he ido perdiendo de forma paulatina y que necesito recuperar. También quiero viajar, probar algo nuevo, escribir mucho, ser más consciente de mi presente (no vivir con el piloto automático), ver con más asiduidad a mis amigas, acudir a más eventos literarios, crecer un poquito más como escritora.

¿Y vosotros? ¿Cuáles son vuestros propósitos de año nuevo?

¡Acabo de publicar mi primer poemario!

¡Hola, hola!

Hace mucho que no me paso por aquí, pero hoy vengo con un notición. Durante estos últimos meses he estado trabajando en un proyecto muy personal. Muchos ya sabéis de qué se trata y otros os estaréis enterando ahora:

¡Acabo de publicar mi primer poemario!

Sé que es una nueva faceta que no he mostrado demasiado (si me sigues por Instagram habrás visto algo más), pero desde que iba a primaria la poesía me ha acompañado durante épocas muy largas con parones muy largos también entre medias. Creo que el momento de máxima creación fue en mi adolescencia… y justo en el momento actual. Desde la pandemia surgió en mí una necesidad de querer expresarme que solo la poesía me ofrecía. Para mí es una forma muy seria y profunda de ahondar en lo más íntimo y oscuro de uno mismo. Justo por eso siento bastante respeto por dejar sueltos mis poemas para que podáis leerlos, porque son una parte de mí, ficcionada o no. Pero como siempre he hecho con mis novelas, sabía que este salto al vacío quería/tenía que darlo, que sería mejor mostrar también este lado.

Lo he dicho en varias ocasiones ya, pero para mí la escritura siempre ha sido un salvavidas, mi refugio, esa balsa que siempre me lleva a la orilla. Con este poemario ocurre igual. Ha arrancado un poquito de esos fantasmas, de esas vivencias, y las ha descargado aquí.

¡Así que ya podéis buscar en Amazon: Un faro entre sombras!

Y os preguntaréis: ¿por qué ese título? Pues veréis, hay dos poemas que le dan sentido dentro de una de las temáticas en las que está dividido el poemario. Pero os puedo adelantar que hablo mucho sobre los monstruos que habitan en mi cabeza y del lugar seguro que todos tenemos también para cobijarnos o espantarlos. Es esa esperanza que brilla a veces de forma muy sutil, pero que siempre está.

En cuanto a los aspectos físicos del libro, le encargué a Munyx Design la maquetación, portada e interiores. Estoy muy contenta con el resultado final porque quería que fuera un poemario sencillo, con portadillas que separaran los temas con ilustraciones lineales, metafóricas pero simples. También quería que los poemas se vieran en hoja completa, que no se partieran y se tuviera que pasar la página para seguir leyendo, si no que de un vistazo pudieras ver el poema entero.

He autopublicado con la opción que da Amazon, bastante intuitiva y acorde a lo que iba buscando. Pensaba que iba a necesitar más ayuda (que sí, pedí ayuda para los aspectos formales, medidas y acabados, temas fiscales…), pero creía que iba a necesitar un tutorial de una hora para poder hacerlo sola. Ahora solo espero que, si pedís un ejemplar, os llegue cuanto antes y en perfectas condiciones. He habilitado las opciones tanto de tapa blanda como de eBook para que podáis elegir el mejor formato para vosotros. También he ajustado los precios porque entiendo que soy una pipiola en este ámbito y no es plan de que en los tiempos que corren vengamos a poner la zancadilla a la cultura.

Y acabo este post diciendo que espero que le deis una oportunidad. Son un montón de sentimientos hechos poesía y con la mejor de las intenciones. Ya es vuestro, ¡disfrutadlo!

Podéis echarle un vistazo haciendo clic AQUÍ.

Balance de 2021

¡Hola, hola!

Otro año que dejamos atrás y doce páginas nuevas en blanco que nos esperan. Como lleva siendo ya costumbre, toca hacer balance y reflexionar un poco sobre lo que ha dado de sí este 2021.

Este fin de año me ha tocado pasarlo confinada y, la verdad, no ha sido nada fácil. Iba con el preparamiento previo de la primera cuarentena, pero esta vez he tenido que pasarlo sola en una habitación, y debo reconocer que los primeros días han sido durillos. ¡Pero ya me queda poquísimo para salir!

Algunos tenéis una memoria prodigiosa para hacer balance, pero yo no tengo esa lucidez, así que he tenido que echar hacia atrás en la galería de fotos para recordar qué ha ocurrido en este 2021. Una de las primeras cosas que tuvimos fue a Filomena, su nevada tremenda y con miniconfinamiento incluido. Ese primer día disfruté mucho de la nieve. Los diez días siguientes no fueron tan divertidos por el hielo que había por todas partes. Espero, sinceramente, si vuelve a ocurrir algo parecido de nuevo, que hayamos aprendido de esta y haya efectivos mucho antes.

Mis tres novelas juntitas: Euforia, La chica del corazón de agua y La posada Shima.

Lo más reseñable que ocurrió después y lo más grande de este año fue la publicación de Euforia en abril de mano de mi querida editorial, Munyx. Una historia sobre amistad rota, añoranza y que toca la salud mental. Ambientada en Corea del Sur y con representación queer. Tuvo una aceptación muy buena y de vez en cuando me siguen llegando reseñas que me calientan el corazoncito. La novedad con esta nueva novela fue hacer presentación online y club de lectura online también. Ojalá pueda hacer algo presencial en algún momento de 2022.

Aunque sí que acudí a tres eventos presenciales este año: a la feria del libro de Vallecas, a la feria del libro de Madrid gracias a la litcon y firmé dos días en la feria del libro de Valencia. ¡Cuánto echaba de menos todo esto! Los lectores sois tan, pero tan importantes, y he echado tan en falta esa cercanía. De verdad que no recordaba sentirme tan nerviosa pero tan feliz al mismo tiempo.

Siendo ponente en la charla: Los profundos trasfondos de la literatura juvenil en la Feria del libro de Madrid.
Siendo ponente en la charla: Los profundos trasfondos de la literatura juvenil en la Feria del libro de Madrid.
Feria del libro de Vallecas.
Feria del libro de Valencia.

Sin embargo, Euforia no fue lo único que salió a la luz. En este 2021 he participado en dos antologías benéficas, una para la causa del Black Lives Matter: Antología esperanza. Mi relato se llamaba El lugar sin puertas. Y más recientemente participé en la Antología sueños de hadas con el relato El hada mecánica, cuyo libro podéis conseguir en físico y cuyo importe va destinado a protectoras de animales.

59773775. sx318
57335722. sy475

A pesar de todo, ha tocado cancelar también muchos planes. Tenía pensado viajar fuera de España si esto mejoraba, pero cuando tenía vacaciones, la cosa se complicaba. Aún así sí que me fui a Bilbao unos días del verano y me sirvió para desconectar e ir un poco más abrigada que en Madrid. También he vuelto al cine, he superado un año entero independizada, con todo lo que ello conlleva, y he sido muy feliz en mi casita. Aunque eso que pensaba de que iba a tener muchísimo tiempo para hacer todo lo que quisiera era una ilusión como un elefante de grande. El adulting se escondía detrás y eso sí que ha sido una jarra de realidad. Mantener una casa, el empleo que te da de comer y mantenerse vivo es muy difícil y sí, requiere mucho tiempo también.

No quería acabar la entrada sin actualizaros mi año de escritura (cosas no publicadas ni terminadas). No ha estado mal entendiendo los casi dos años tan complicados que llevamos con el Covid. A muchos nos ha afectado no solo en lo personal, en la salud, sino también en la productividad. Ha sido muy difícil ser creativo, recuperar rutina, centrarse. Sin embargo, no tengo esa voz enfermiza que me repetía de forma constante que no acabar un manuscrito por año era un fracaso. A veces sí que ha aparecido, no voy a negarlo. Llevo una relación muy larga con ella y no va a desaparecer sin más, pero es algo positivo al menos. Me subieron de horas en el trabajo y el cansancio al volver a casa hacía que no fuera capaz de poner tres frases seguidas. Así que me priorizaba y decidía desconectar y descansar. Ha sido muy difícil convencerme de que hacía lo correcto, de que no debía de estar haciendo cosas todo el tiempo, produciendo todo el tiempo. (Y esto lo digo mientras ocupo el tiempo de mi viaje en bus para escribir este párrafo). Bueno, a veces vuelve esa vocecilla y le hago caso. (aclaración: comencé a escribir esta entrada un par de días antes de dar positivo y tener que confinarme).

Como he dicho antes, no he acabado ningún manuscrito largo. Sí que he avanzado mucho con el proyecto Ryu, ¡justo hoy he alcanzado las 100 páginas! Si me habéis leído en redes, se trata de una segunda parte de la que por fin estoy satisfecha con todo. Cuando acabé la primera, empecé a escribir esta, pero no estaba del todo conforme con el planteamiento, así que dejé pasar los años hasta que tuviera una trama que la hiciera justicia. Magia, melancolía, demonios, reencuentros, ¡más traiciones!

Lo que sí que he escrito ha sido mucha poesía a lo largo de los meses. Tengo por ahí una cosita que quiero que vea la luz en 2022, así que espero que lo anticipéis con ganas porque es un proyecto muy personal. Os dejo por aquí uno de los últimos poemas del año:

En cuanto al proyecto conjunto que tenemos Carolina Casado y yo, ha habido algún que otro avance. Nos queda poquísimo para acabar la planificación completa del proyecto destrucción (ha sido tan difícil poder reunirnos durante todos estos meses), pero casi la tenemos. La escritura aún se va a demorar un poco por las novelas personales que tenemos cada una entre manos, pero queremos darle bien a las teclas en cuanto nos quedemos un poquito libres.

Y, por último, este diciembre comencé a esbozar otro proyecto que me tiene con mucha ilusión, el proyecto Cielo. No pensé mucho en el nombre del proyecto, ya que en realidad la primera frase de la novela se refiere a alguien mirando hacia el cielo, así que no creo que sea muy esclarecedor ese título. Quizá lo cambie más adelante. De este puedo decir aún poco, pero volveré a Corea del sur y habrá romance y un poco de ciencia ficción.

Y aquí acaba más o menos lo que he hecho en este año que hemos dejado atrás. Releyendo la entrada me doy cuenta de que no ha sido poco, y solo espero que este 2022 nos traiga ganas de seguir luchando y esforzándonos por lo que nos apasiona.

Mucha salud para todos y gracias por seguir ahí 💖

He venido aquí a no hablar de mi libro

Pero, ¿cómo es esto? ¿Un escritor que no publicita sus novelas?

No, no es eso. Simplemente tengo la sensación de que cuanto más me pronuncio sobre lo que escribo o publico, más invasiva soy. Sé que es un concepto erróneo, que esto solo me lleva a caer en un bucle del silencio conmigo misma, pisoteando mi trabajo y ocultando algo de lo que debería estar orgullosa. Sin embargo, no puedo despegar de mi mente la creencia de que, en cuanto nombro o subo una foto de una de mis novelas, estoy siendo pesada.

Soy la primera que disfruta con la promoción de otras novelas, que le encanta ver a las autoras moverse, ilusionarse y recibir un feedback maravilloso. ¿Por qué no me aplico el cuento yo también? Y no solo eso, ¿por qué mis amigas escritoras se sienten igual que yo?

Imagino que nos falta ego, seguridad, creérnoslo un poquito más. No invertimos uno o dos años de nuestra vida en escribir, acabar, pulir, corregir, publicar y publicitar nuestra obra solo para boicotearnos al mes de salir y guardar todo ese esfuerzo en un cajón. Y, sin embargo, es algo que sucede dada la caducidad tan temprana que tiene una novela. Parece que, con cada libro, solo se permiten unas semanas para poder verlo en todas partes y, que, inmediatamente después, debe desaparecer. Es cierto que esto es debido a la inmediatez de las redes sociales, la necesidad de estar a la última, de leer lo último; y este consumo tan rápido tiene su lado negativo, que es la desaparición también en un lapso corto de tiempo. Y la autocreencia por parte del autor de que, en efecto, debe hacerlo. Por eso nos damos al botón de mute y seguimos con nuestra vida, volcándonos en el siguiente proyecto.

Pero, ¿acaso a alguien que le encante la fantasía y Japón no puede interesarle una novela con esos mismos requisitos, pero publicada en 2018? (Sí, hablo de uno de mis libros, de La posada Shima. Hola, esta soy yo intentando convencerme de que esto no es spam. ¡Y no lo es!). A veces me sigo sorprendiendo de que alguien la reseñe o suba una foto hablando de ella. Lógicamente me emociono mucho si sucede esto con la última (Euforia, 2021), pero que siga pasando con la primera, es algo casi impensable. Y me da mucha pena tener tan interiorizada esta caducidad, porque no debería de ser así. Imagino que gran parte de la culpa la tiene el síndrome de la impostora. Pensar: ¿quién soy yo para decirte qué consumir, qué leer? ¿A quién le importan mis historias o lo que tenga que decir?

Mis cuatro novelas publicadas, las tres de la izquierda con la editorial Munyx.

Son ya unos cuantos años peleándome conmigo misma con este tema y aún no he llegado a ninguna conclusión. Es un trabajo diario que muchas veces me supera y por eso callo, me oculto tras la pantalla, aunque me muera de ganas por contar detalles sobre esto o lo otro. Y creo fervientemente que hablar de esto puede ayudar un poco. Porque sé que no estoy sola en esto, y que vosotros tampoco lo estáis. No tengo la receta de cómo salir de este bucle, pero solo quiero dejar un mensaje más positivo al final de este post. Y es que todos tenemos historias únicas y genuinas, que nuestras voces importan, que somos del todo válidos, y que escribir nunca es un caso perdido.

A veces tenemos que recordarnos por qué hacemos lo que hacemos. Y la respuesta es porque nos sale, queremos y adoramos esto. Procuremos no ponernos más zancadillas, saquemos las ganas, abramos las alas. Merece la pena.

Estoy aquí para ti.

Hace tiempo que no me paso por aquí, y siempre que subo alguna entrada nueva me digo que voy a escribir 20 más, que me gusta demasiado hablar de cosas concretas, poder explayarme gracias a este formato, pero luego nunca sucede. Y es que la gran parte del tiempo siento que no tengo nada que decir o que no es lo suficientemente importante como para escribir un post. Sin embargo, hoy quería abordar un tema en el que llevo pensando muchos meses y que, por fin, se ha materializado.

Ich bin da, I am here. Estoy aquí.

Siento que escribir es como una reafirmación. Tú, como escritor, te reafirmas en el mundo. Con tus ideas, con tus mensajes, con lo que quieres contar. Es como decir que estás aquí, que lo puedes demostrar con esta o esa otra historia. Vuelcas un sentimiento del momento en ella para luego quedarte mirándola y decir: «es mía, es un trozo de mí, existo». Y no es que antes no existieras, pero sí que con cada nueva novela apareces un poquito más. Sé que esto tiene mucho que ver con el síndrome del impostor, con no creernos las cosas buenas que nos pasan, con la inseguridad eterna del creador. Pero sí me he dado cuenta de que, conforme la pila de libros crece y yo voy aprendiendo más y más, los deseos y la meta a alcanzar se hace más grande también. Ya no es sólo reafirmación, el «puedo hacerlo», el «esto es un trozo de mí», ahora tiene un significado más enrevesado. Porque ese deseo ya no es algo que tiene que ver solo conmigo.

En la imagen aparecen mis cuatro novelas superpuestas: Euforia, La chica del corazón de agua, La posada Shima y Fugitivo adornadas con flores secas alrededor, haciendo un círculo.
Euforia (Editorial Munyx, 2021), La chica del corazón de agua (Editorial Munyx, 2019), La posada Shima (Editorial Munyx, 2018), Fugitivo (Editorial Círculo Rojo, 2015).

Desde que publiqué La chica del corazón de agua (Editorial Munyx, 2019), me di cuenta de que puedo ser útil. De que mi escritura puede ayudar, arrojar luz, y de que eso era lo que realmente quería conseguir. Por eso hablo sobre salud mental, por eso siempre hay representación LGBT+ e intento tocar temas de actualidad. No pretendo ser un manual de autoayuda, para nada. Creo que la mejor forma de darte cuenta de algo es verte reflejado, leer sobre un personaje y decir: «ufff, sí» (o «ufff, no»).

Creo firmemente que la literatura es una cura. Que se puede aprender con cada novela y sacar lecciones o argumentos para refutar tus convicciones (estés de acuerdo o no con lo que hayas leído. Porque no todo lo que está escrito es para que te lo creas o estés conforme). Sin embargo, en mi caso, me he dado cuenta de que quiero ser una mano extendida. Desde esa publicación en 2019, he recibido muchísimos privados con historias personales que me han tocado mucho la fibra. No me creía que algo que yo había escrito pudiera significar tanto para alguien, lo suficiente como para buscarme y hablarme, para contarme su historia. Y es que subestimamos muchísimo lo que ser simplemente un oído al otro lado puede suponer para la persona que habla.

Quizás con La chica del corazón de agua, tras un tiempo, entendí que era normal recibir ese tipo de reacciones. Hablar sobre una enfermedad mental tan estigmatizada como la depresión y explicada desde dentro podía alentar a otras personas a hablar de alguna experiencia parecida. Pero es que con Euforia está ocurriendo igual, y no sabes lo orgullosa que me hace sentir que alguien se abra de esa forma conmigo. Me da vértigo, porque me gustaría poder hacer más por cada uno… Pero aún soy una persona muy pequeña que está descubriéndose a sí misma.

Lo que quiero decir, resumiendo todos estos párrafos, es que me uses. Usa mi escritura para tocar temas de los que puede resultar más difícil hablar, busca confort y esperanza en mis letras, úsame. Porque no estás solo. Me tienes aquí. Para servir de ejemplo y de mal ejemplo, para escucharte, para empatizar, para aprender.

Estoy aquí.

PD: Feliz día del orgullo. Espero que todes encontréis vuestro lugar seguro. Mientras, sigamos peleando y haciendo ruido.

#WTFWrite!

¡Hola, hola!

Hoy os traigo una entrada algo diferente y es para explicaros una iniciativa que se nos ha ocurrido a Lidia, a Rolly y a mí. Hablando de cómo el verano nos hace ser un poco más productivas porque tenemos más tiempo, quisimos tomárnoslo un poco más en serio y formar este hashtag: #WTFWrite (que significa algo así como: ¡¿Qué cojones?! ¡Escribe!). La idea era que se convirtiera en un grupo de apoyo con momentos de dedicarse 100% a la escritura así en petit comité, pero como ha tenido bastante acogida en Twitter, hemos decidido dar un paso más y compartir este pequeño proyecto para que podáis uniros.

El objetivo principal es que se escriba, dando igual el número de palabras (a mí personalmente el NaNoWriMo no me ayuda porque me agobia el conteo de palabras). Prima que se avance, que se planifique, que se ponga la mente en funcionamiento para desarrollar esas historias que todos tenemos dentro deseando ver la luz.

Dado que cada una tiene sus picos de productividad en horas diferentes, hemos dividido el día en tres franjas horarias: mañana, tarde y noche; y cada sesión tiene su nombre: Aw, Iw y Ow.

WhatsApp Image 2019-06-30 at 18.13.36

Todos los gráficos han sido creados por Rolly Haacht ❤

(Las horas son orientativas, no tenéis que cerraros en que solo podéis escribir en ese tramo).

A mí me tendréis todos los días con total seguridad en la sesión de IW, que es cuando más tiempo libre tengo y cuando mi mente decide que se puede poner en serio a darle a las teclas. ¿El por qué de los nombres? Para ir acordes con la W de WTF y de Write. Además que awake es despierto, de ahí que sea el de la mañana y owlie es porque owl significa búho o lechuza. Al mediodía la palabra se une al hashtag para darle continuidad.

¿Lo ideal? Hacer esta iniciativa con amiguis. ¡Y usar este gráfico como medida de compromiso! Porque la escribición no se hace sola. Podéis poner vuestros nombres en el recuadro de la franja que vais a hacer cada día y ver con quién coincidís.

WhatsApp Image 2019-06-30 at 18.33.57

Para que veáis un ejemplo de cómo quedaría, mi grupo (Las Supernenas) nos hemos separado por colores y hemos ido rellenando las franjas donde vamos a escribir cada una. Si veis que vuestras horas de productividad son diferentes, podéis cambiarlas sin problemas.

WhatsApp Image 2019-06-30 at 23.09.25.jpeg

No hay mucho más que explicar, la verdad. Espero que ese hashtag se use para dar amor, apoyo, ánimos, fuerza, mandar besos, decirse piropos, subir los progresos propios, dar ideas, ayudar al resto, subir consejos… Todo muy didáctico y cercano.

¡Bienvenidos y bienvenidas a #WTFWrite!